Víctor Erice no es un director cualquiera. Un hombre que ha realizado tres magníficas películas en treinta años no es alguien muy común. Nos encontramos ante uno de los grandes genios de la cinematografía española, maltratado por productores e instituciones. Así paga España a sus prohombres.
La ópera prima de Erice se realiza en 1973, en las postrimerías de la dictadura, con pocos medios (como es costumbre por estos lugares) pero con un talento desbordante. La crónica sobre una familia perdida -tanto fisícamente como intelectualmente- en un remoto pueblo de la meseta castellana en plena posguerra llena una película que desprende melancolía y una tristeza serena. El agreste paisaje se convierte en un personaje más y sirve como reflejo de los espíritus de toda la familia. A través de los ojos de la hermana pequeña Ana (maravillosa Ana Torrent de niña) se descumbre un pueblo devastado, pobre y oscuro.
La única escapatoria de la rutina diaria es el cine y, a través de la película Frankenstein, Ana descubre su entorno y ve cómo la misma historia del largometraje se repite, pero acorde con el tiempo y la situación que se vive en su hogar.
Como las demás películas de Erice, El Espíritu de la Colmena es un film que se nutre de silencios y miradas, que utiliza los diálogos justos y, sobretodo, cuenta lo que no dice. Es una de la joyas del cine nacional de todos los tiempos.
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Ficha técnica y artística:
El Espíritu de la Colmena. España, 1973. 97 min.
Dirección: Víctor Erice
Intérpretes: Fernando Fernán-Gómez, Teresa Gimpera, Ana Torrent, Isabel Tellería
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Crónica de El Verdugo
2 comentarios:
La escelencia es algo parecido a esto. Maravillosa película: las miradas, los silencios, los susurros...historia de un tiempo, y un gran poema. Y la luz, qué gozo;me recuerda a Rembrandt. No me extraña que nos regalara otra perla como El sol del membrillo, con mi admirado Antonio López luchando contra las inclemencias para pintar su membrillero.Cine y pintores: el cine de Erice es pura belleza.
Gracias por joyas como ésta, Rodrigo.
Mila pide perdón por el desliz: excelencia, por favor, por lo que pone.Vaya metedura de pata.
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