sábado, 29 de diciembre de 2012

El Topo

Comentario de EL TOPO
 
 
El cine de espías es un subgénero que se ha movido tradicionalmente entre el thriller y el suspense, pero manejando unos códigos propios que le han otorgado una identidad bien definida. Si bien ya existía un protocine de espionaje desde los años 30, la eclosión del género tiene lugar en el apogeo de la Guerra Fría entre Occidente y la URSS, a finales de la década de los 50. Es entonces cuando las características de los espías quedan fijadas en el imaginario colectivo del espectador: personajes intrépidos que se mueven por territorio movedizo, rodeados siempre por una maraña de engaños, secretos y más preguntas que respuestas. Existen no obstante dos tendencias en cuanto al tratamiento de las historias; una más proclive al espectáculo fantasioso (como las sagas de James Bond y Misión Imposible) y otro más adulto y complejo ("El Hombre de MacKintosh", "Munich"). A este último grupo pertenecen también las películas inspiradas en la obra literaria de John Le Carré, unidas inevitablemente a su personaje fetiche George Smiley. Le Carré plantea un panorama totalmente desmitificador en la que las operaciones de espionaje del servicio secreto británico, el MI6, se asemejan a una retorcida partida de ajedrez contra los rivales del otro lado del Telón de Acero. El factor humano entra plenamente en escena al mostrar a los agentes como grises funcionarios ingleses carcomidos por sus demonios y batallas personales. Si la saga Bourne supuso un punto de inflexión en el cine de espionaje de acción hace unos años, la vertiente adulta del género aguarda todavía la llegada del espía-humano contemporáneo surgido tras la caída del Muro de Berlín. A falta de ello solo queda refugiarse en los combates que George Smiley libra contra la inteligencia soviética y contra sí mismo.
 
"El Topo" se basa en la novela homónima de John Le Carré perteneciente a la serie protagonizada por George Smiley (Gary Oldman en la película). A comienzos de los años 70 el veterano Smiley es apartado de los puestos de responsabilidad del MI6 en una maniobra de lucha por el poder dentro de la organización. Tras una desastrosa operación en Checoslovaquia uno de los agentes consigue a través de una confidente rusa una revelación que hace estremecerse a Londres. El jefe de los servicios secretos centrales de Moscú, Karla, ha conseguido infiltrar a un agente doble en la cúpula del MI6, un topo que lleva años actuando desde las sombras. Ante la imposibilidad de desarrollar la investigación internamente por temor a que el propio topo pueda desactivarla y escape, el asunto es encargado extraoficialmente a Smiley. Éste comienza así a desenrollar una pesada madeja que le lleva inevitablemente hasta sus antiguos compañeros de la cúpula directiva. La muerte de Control (John Hurt), su superior durante años, deja a Smiley solo ante una operación en la que el enemigo está dentro manejando los hilos.
 
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Ficha técnica y artística
 
El Topo (Tinker Taylor Soldier Spy). Reino Unido, 2011, 127 min.
 
Dirección: Tomas Alfredson
 
Intérpretes: Gary Oldman, Collin Firth, John Hurt
 
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Crónica de El Maquinista
 
 
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domingo, 23 de diciembre de 2012

Amarcord

Comentario de AMARCORD
 
 
El rostro amenazante que nos mira en la imagen no es otro que el de Benito Mussolini, figura central de Italia durante veinte años cuya sombra sigue proyectándose sobre el país transalpino hasta nuestros días, de una forma u otra. Y es que il Duce forma parte de un imaginario colectivo representativo de la Italia más chusca y proclive a delirios de grandeza, habiendo dejado así un gran terreno abonado para multitud de cintas satíricas. De manera muy semejante a otros pueblos mediterráneos como el español o el griego, los italianos tienen una capacidad innata para reírse de sus defectos y no tomarse a ellos mismos muy en serio. Por eso sus incursiones por el territorio cañí son asimiladas perfectamente aquí en España (y por extensión en Iberoamérica), mostrando un hermanamiento cultural fuera de toda duda. Cuando Federico Fellini estrena en 1973 "Amarcord" ya no tiene que demostrar nada a nadie. Lleva dos décadas como uno de los realizadores europeos más importantes y en su filmografía ya hay un puñado de obras ampliamente reconocidas ("Las Noches de Cabiria", "La Dolce Vita", "Fellini Ocho y medio"). Así que rueda una historia personal basada en sus recuerdos de juventud, la de un país en vísperas de la II Guerra Mundial gobernada por el disparatado régimen fascista de Mussolini. La Italia profunda, con sus sotanas, su choque de ideologías y una cultura proclive al pitorreo. Esperpéntico en ocasiones pero real como la vida misma.
 
"Amarcord" es la transcripción fonética de a m'arcòrd, que quiere decir yo me acuerdo en el dialecto propio de la regíón de Emilia-Romaña, tierra natal de Fellini y lugar donde se desarrolla la historia. En una ficticia ciudad de esta parte de Italia vive el joven Titta, el muchacho sobre el que gira la trama de la cinta. Su familia, sus amigos de la escuela y las personalidades más destacadas de la localidad viven un día a día a medio camino entre el costumbrismo y el surrealismo. Estamos en los años 30 y toda la sociedad está regida por la moral del régimen de Mussolini y la Iglesia Católica, formando una auténtica mezcla explosiva. Como explicar lo que pasa en pantalla es bastante difícil lo mejor es dejar de escribir y animar a ver (o revisionar) esta inclasificable obra de Fellini.
 
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Ficha técnica y artística
 
Amarcord. Italia, 1973, 127 min.
 
Dirección: Federico Fellini
 
Intérpretes: Bruno Zanin, Pupella Maggio, Armando Brescia 
 
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Crónica de Atticus Finch
 
 
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domingo, 16 de diciembre de 2012

Pequeña Miss Sunshine

Comentario de PEQUEÑA MISS SUNSHINE


Al llamado cine independiente tal y como se concibe hoy en día se le suele buscar las raíces en la década de los 60 y 70. Por un lado los muchachos del Nuevo Hollywood emepezaban a asomar la cabeza y una nueva generación de productores les iban a dar la oportunidad de rodar películas bastante alejadas de los esquemas imperantes hasta entonces. En ese caldo de cultivo se formarían cineastas como Coppola, Lucas, Bogdanovich o Scorsese. Pero el verdadero cine independiente rodado al margen de los estudios era cosa de unos pocos, como el pionero John Cassavetes, actor de reconocido prestigio y popularidad que empezó a poner en pie proyectos por su cuenta y riesgo ("Una Mujer bajo la Influencia", "Rostros", Noche de Estreno"). En los años 80 se produjo un fuerte impulso con la creación del Festival de Sundance por Robert Redford y de los premios del cine independiente, los Independent Spirit Awards. Pero probablemente la eclosión definitiva a nivel popular arranca a comienzos de los 90 cuando triunfan Steven Soderberg ("Sexo, Mentiras y Cintas de Video") y Quentin Tarantino ("Reservoir Dogs"), apoyados ambos por el sello Miramax. A partir de entonces los grandes estudios crearían sus propias divisiones de producción dedicadas a financiar proyectos independientes, creando así un terreno más libre para contar ciertas historias. De esta manera el cine indie quedaba ya encuadrado dentro del sistema pero con parcela propia, tal y como ocurre hasta nuestros días. Y cada año produce algunos de los mejores trabajos cinematográficos que llegan desde el otro lado del Atlántico, sobre todo en el aspecto de los guiones.

"Pequeña Miss Sunshine" presenta a una familia de clase media que debe aguantar la prueba de fuego de la convivencia mientras viajan por California a bordo de una Volkswagen Combi, una de las furgonetas más míticas del planeta. El cabeza de familia es Richard (Greg Kinnear), el máximo exponente del individualismo americano para el cual el mundo se divide en triunfadores y perdedores. Su mujer Sheryl (Toni Collete) aguanta sus desvaríos con resignación mientras intenta educar lo mejor que puede a sus dos hijos: el mayor ha hecho voto de silencio y la pequeña Olive es una entusiasta de los concursos de belleza. Al núcleo familiar se ha unido el padre de Richard (Alan Arkin), a quien han expulsado de la residencia de jubilados por consumo de drogas, y el hermano de  Sheryl (Steve Carrell), un profesor universitario homosexual que ha caído en un profundo bache anímico. Al comenzar el fin de semana todos pondrán rumbo a Redondo Beach, a orillas del Pacífico, donde se celebra el concurso de belleza infantil Pequeña Miss Sunshine, en el que Olive va a participar. A pesar de los avatares que les ocurren, la ilusión de la pequeña les empuja siempre hacia adelante. 

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Ficha técnica y artística

Pequeña Miss Sunshine (Little Miss Sunshine). EEUU, 2006, 101 min.

Dirección: Jonathan Dayton & Valerie Faris

Intérpretes: Greg Kinnear, Toni Collete, Steve Carrell

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Crónica de El Maquinista



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sábado, 8 de diciembre de 2012

Harakiri

Comentario de HARAKIRI
 
 
Uno de mis mejores descubrimientos cinematográficos de los últimos meses ha sido sin duda el director japonés Masaki Kobayashi. El pasado verano tuve la suerte de ver uno de sus mejores trabajos, "Samurai Rebellion" (1967), película que me entusiasmó de tal manera que le dediqué al poco tiempo una entrada en el blog. Kobayashi es principalmente reconocido por su trilogía "La Condición Humana" y dos largometrajes ambientados en el mundo samurái, "Harakiri" (1962) y la ya citada "Samurai Rebellion" (1967). En todos estos trabajos el realizador nipón aporta su perspectiva humanista sobre el mundo y su profunda crítica a la intransigencia social del Japón tradicional, algo muy arraigado en el adn de este pueblo. "La Condición Humana" relata a lo largo de tres títulos las experiencias de un joven japonés de tendencias socialistas y pacifistas en la Segunda Guerra Mundial, desde su ingreso en el ejército imperial hasta el final de la contienda: "No hay Amor más Grande" (1959), "El Camino a la Eternidad" (1959) y "La Plegaria del Soldado" (1960). En la década de los 60 Kobayashi firmaría dos cintas de samuráis que contienen tremendas cargas de profundidad contra la jerarquía y los códigos de conducta morales amparados en la tradición de su país. Estas películas desmitificadoras muestran a seres que se rebelan contra el propio sistema al que pertenecen dejando al descubierto el doble rasero imperante y el egoísmo de los hombres. Dotado de una puesta en escena impecable y un aire crepuscular, Kobayashi es un autor a reivindicar (o descubrir).
 
"Harakiri" arranca el año de 1630 en el castillo del clan Iyi, a donde llega un ronin (samurái sin señor) llamado Hanshiro. Desde hace pocas décadas se ha instaurado en el país la Era Tokugawa que ha puesto fin a los tiempos de guerra entre clanes rivales. La paz ha traido sin embargo la incertidumbre a los samurái, cuyo principal cometido ha sido siempre la lucha en los campos de batalla. Ahora se van reciclando hacia tareas administrativas pero en muchos casos los señores feudales prescinden de sus servicios dejándoles en condiciones de vida muy precarias. Tal es el caso de Hanshiro, quien ha decidido poner fin a su vida mediante el ritual del seppuku (o harakiri), para lo cual pide un lugar adecuado en el castillo y la asistencia de algunos de sus miembros. El clan desconfía de que sus intenciones sean verdaderas, ya que desde hace algún tiempo centenares de ronin deambulan por todo el país acudiendo a fortalezas con la falsa intención de hacerse el harakiri, en un desesperado intento de que se apiaden de ellos y les den alguna limosna. Para asegurarse de que este no es el caso el portavoz del clan que recibe a Hanshiro le comenta el caso reciente de otro ronin llamado Motome, quien acudió como él pidiendo permiso para cometer seppuku pero al que descubrieron que lo que deseaba era una pequeña ayuda económica. El clan decidió darle una lección brutal forzándole a cometer harakiri bajo condiciones terribles. Hanshiro, hombre impasible, se mantiene firme en su propósito y les convence de que sus palabras son sinceras. Una vez reunido el clan en el patio del castillo con todo lo necesario para el ritual, el ronin pide la asistencia de tres de sus miembros, citándolos por el nombre. Para sorpresa de todos éstos no se encuentran en la fortaleza, así que mientran van a buscarlos a sus casas Hanshiro pide permiso para contar la historia que le ha llevado a su situación actual y a ese preciso lugar. A medida que avanza el relato una sensación de desasosiego se va apoderando del clan. El hombre que tienen frente a ellos conocía muy bien al desdichado Motome. 
 
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Ficha técnica y artística
 
Harakiri (Seppuku). Japón, 1962, 133 min.
 
Dirección: Masaki Kobayashi
 
Intérpretes: Tatsuya Nakadai, Rentaro Mikuni, Shima Iwashita
 
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Crónica de Atticus Finch
 
 
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sábado, 1 de diciembre de 2012

Carretera Perdida

Comentario de CARRETERA PERDIDA


Recuerdo bien el día en que me propuse ver "Carretera Perdida" hace ahora tres años. Había visto recientemente "Terciopelo Azul" (1986) y "Mulholland Drive" (2001) y como me habían gustado decidí seguir profundizando en la vertiente más personal de la filmografía de David Lynch. Sin embargo "Carretera Perdida" me resultó entonces demasiado excesiva en su estructura narrativa y tras acabar el visionado me quedé con cara de que me habían tomado el pelo vilmente (algo ya ilustrado en el lateral de este blog). Pero no fue así en realidad y eso lo demuestra el hecho de que pasado un tiempo de maduración el recuerdo que me trae hoy esta cinta es positivo, el de una historia a medio camino entre lo onírico y el surrealismo. Lynch es un maestro creando atmósferas irreales que parecen sacadas de un sueño: una habitación parcialmente iluminada, unas cortinas rojas o una conversación pueden transmitir multitud de sensaciones al espectador gracias a su hábil dirección. Ese toque mágico tan lynchiano hace que algunas de sus películas resulten fascinantes a pesar de su intrincada línea argumental, algo que también he experimentado leyendo relatos del escritor Paul Auster. Llamadas equivocadas, figuras enigmáticas, escenas oníricas, todo un universo oculto en los lugares más insospechados.

"Carretera Perdida" comienza cuando Fred (Bill Pullman), un saxofonista de Los Angeles, oye que alguien llama al timbre de su casa. Al preguntar quién es por el interfono tan solo recibe un críptico mensaje: "Dick Laurent está muerto". A partir de ese día su esposa Renée (Patricia Arquette) y él empiezan a recibir paquetes anónimos con grabaciones de la fachada de su casa e incluso del interior de la misma. Tras denunciar el caso a la policía ambos acuden una noche a la fiesta de un amigo, donde Fred conoce a un misterioso hombre que cree haber visto en sueños. La mañana siguiente llega una nueva cinta y Fred descubre que en ella aparece él asesinando a Renée, quien efectivamente es hallada sin vida en la casa. Fred es detenido y enviado a prisión. Al poco tiempo un día los guardas descubren en su celda que éste ha desaparecido y en su lugar se encuentra inexplicablemente un muchacho llamado Pete (Balthazan Getty) que no recuerda cómo ha llegado hasta allí. Al no tener cargos con él Pete es puesto en libertad y regresa a casa de sus padres, mientras dos policías le vigilan para intentar esclarecer el misterio. El muchacho trabaja en un taller mecánico y al día siguiente recibe el encargo de revisar el coche de un gángster llamado Mr. Eddy. Cuando éste vuelve a recoger el vehículo al taller Pete no puede evitar fijarse en la atractiva mujer que lo acompaña, Alice (Patricia Arquette), quien es idéntica a Renée. Sintiéndose fuertemente atraído hacia ella ambos inician una aventura a espaldas de Mr. Eddy. Y hasta aquí puedo escribir.

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Ficha técnica y artística

Carretera Perdida (Lost Highway). EEUU, 1997, 134 min.

Dirección: David Lynch

Intérpretes: Bill Pullman, Patricia Arquette, Balthazan Getty

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Crónica de El Maquinista


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domingo, 25 de noviembre de 2012

La Noche Americana

Comentario de LA NOCHE AMERICANA


Una de las figuras más importantes del cine francés de la segunda mitad del siglo XX es sin duda François Truffaut, auténtico icono cultural en su país y dueño de una estupenda filmografía. La peripecia vital de Truffaut no estuvo exenta de dificultades en sus inicios, ya que su carácter rebelde lo llevaría a no ser un buen estudiante e incluso al reformatorio. Tras una serie de pequeños oficios el joven Truffaut comienza a escribir en la década de los 50 artículos sobre cine y entra como crítico en la famosa publicación Cahiers du Cinéma. Desde ahí saltaría a la dirección en 1959 junto a otros compañeros como Claude Chabrol, Eric Rohmer o Jean-Luc Godard, iniciando así uno de los movimientos cinematográficos más importantes de Europa, La Nouvelle Vague (La Nueva Ola). Truffaut abriría las puertas con "Los 400 Golpes", una historia de tintes autobiográficos sobre una complicada infancia en el París de la posguerra. Tras la gran acogida de la cinta su carrera se consolida con "Jules y Jim" (1961), a partir de la cuál irá madurando formalmente las técnicas de la Nueva Ola para llevarlas a un enfoque más clásico. Truffaut retomaría el personaje protagonista de su primer film, Antoine Doinel (interpretado por su actor fetiche y alter ego en pantalla, Jean-Pierre Léaud), en tres largometrajes más: "Besos Robados" (1968), "Domicilio Conyugal" (1970) y "El Amor en Fuga" (1979), realizando así una verdadera saga a lo largo de veinte años. Otras de las temáticas recurrentes de Truffaut es el tema de la infancia, la vida de los más pequeños, algo que ya era el centro de su opera prima y que además está presente en otros trabajos como "El Pequeño Salvaje" (1969) y "La Piel Dura" (1976). El director francés se animaría incluso a ponerse delante de las cámaras para encarnar él mismo algún papel, como en la maravillosa "La Noche Americana" (1974) o en la joya de Steven Spielberg "Encuentros en la Tercera Fase" (1977). En los años 80 Truffaut sigue en plenitud artística ("El Último Metro" (1980)) pero la enfermedad hará que su vida se trunque abruptamente en 1984, poniendo fin de esta manera a una carrera inolvidable.

"La Noche Americana" es un relato excepcional del cine dentro del propio cine: la historia de un rodaje y todos los problemas que aparecen en su desarrollo. El protagonista de la cinta es Ferrand (encarnado por el propio Truffaut), director de cine que va a rodar en los estudios de Niza una coproducción internacional llamada "Os Presento a Pamela". Ferrand, sordo de un oído, ejerce como maestro de orquesta de un enorme equipo de profesionales y por tanto es el blanco de todas las preguntas, dudas y dificultades. Para empezar su productor le recorta el calendario de rodaje a unos irrisorios 35 días, la estrella norteamericana (Jacqueline Bisset) llega tras un importante bache emocional y el otro protagonista (Jean-Pierre Léaud) es un egocéntrico incorregible. Como bien reflexiona Ferrand "Un rodaje es como viajar en diligencia. Al principio uno piensa si el viaje será agradable y a medio camino tan sólo nos preocupa llegar con vida al destino". La coordinación de los técnicos, los decorados, las tomas con los actores, la reescritura del guión... todo lo que hace que el cine sea una ilusión verídica en pantalla pasa por manos de este hombre sereno que lucha a brazo partido para que todo salga adelante.

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Ficha técnica y artística

La Noche Americana (La Nuit Américaine). Francia, 1973, 112 min.

Dirección: François Truffaut

Intérpretes: Jacqueline Bisset, Jean-Pierre Léaud, François Truffaut

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Crónica de Atticus Finch


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domingo, 18 de noviembre de 2012

Open Range

Comentario de OPEN RANGE


El mundo del cine es a veces caprichoso abriendo y cerrando puertas a sus miembros, ya sean directores, actores, guionistas o productores. La historia cinematográfica está plagada de casos en los que carreras artísticas prometedoras se han visto truncadas por un cúmulo de circunstancias de diversa índole. Si hay alguien que lo sabe bien es Kevin Costner, un estupendo actor que reinó en Hollywood a finales de los 80 y principios de los 90 para después ir difuminándose poco a poco a lo largo de los últimos quince años. Costner protagonizó un puñado de grandes largometrajes como "Los Intocables de Eliot Ness" (1987), "Bailando con Lobos" (1990), la cual dirigió el mismo, y "JFK: Caso Abierto" (1991). Al entrar en la década de los 90 siguió haciendo buenos trabajos en "Robin Hood, Príncipe de los Ladrones" (1991), "Un Mundo Perfecto" (1993) o "Wyatt Earp" (1994), pero fue al año siguiente cuando las cosas empezaron a torcerse seriamente. Y es que el tropiezo comercial de la carísima "Waterworld", una especie de Mad Max en los océanos, fue el preámbulo de lo que estaba por venir. La cinta fue vapuleada a pesar de tratarse a mi juicio de una muy entretenida película de aventuras, pero para Costner el punto de inflexión llegaría con su desastroso segundo trabajo como director, "El Mensajero del Futuro" (1997). Con ella pagaría los platos rotos por triplicado: él la dirigía, él la protagonizaba y él la producía. Desde entonces la mayor parte de sus intentos por volver al éxito profesional no han cuajado demasiado bien, tanto por decisiones erroneas al elegir sus proyectos como por la saña con la que le tratan varios críticos, de manera injusta en mi opinión. Pero en el desierto a veces crecen flores y esa es "Open Range" (2003), la tercera película de Costner como director en la que éste vuelve a uno de sus géneros fetiche, el western. El resultado es una cinta estupenda cuya labor interpretativa recae sobre los hombros de un gran Robert Duvall secundado perfectamente por el propio Costner, ofreciendo así un título a reivindicar.

"Open Range" presenta un relato de corte clásico bajo una óptica madura pero sin llegar a la desmitificación tan propia del llamado western crepuscular, muy ligado éste a la obra de Sam Peckinpah ("Grupo Salvaje", "Pat Garret & Billy the Kid") o a la etapa tardía de Clint Eastwood ("El Jinete Pálido", "Sin Perdón"). Costner presenta una historia sencilla en torno a uno de los ejes principales del género: la lucha contra la injusticia y la ausencia de la Ley. Boss y Charley (Duvall y Costner, respectivamente) son dos vaqueros que se ganan la vida con el ganado, al que conducen a lo largo del oeste del país en busca de pastos frescos . Al no tener tierras propias su ganadería es de tipo trashumante, algo legal en el territorio, por lo que a lo largo de sus itinerarios las reses pueden pastar independientemente de si las tierras son de propiedad privada. Cierto día llegan a los alrededores de una pequeña población dominada por un ranchero local, quien ejerce el poder absoluto en el lugar a través de su influencia económica. Éste no ve con buenos ojos a los ganaderos itinerantes a los que acusa de robarle los pastos, por lo que amenaza veladamente a los vaqueros para que abandonen sus tierras inmediatamente. Tanto Boss como Charley rechazan la idea de verse obligados a huir sin haber cometido delito alguno, por lo que ambos deciden plantarle cara. La escalada de violencia desembocará finalmente en un enfrentamiento abierto entre los dos hombres y el grupo de mercenarios del ranchero. 

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Ficha técnica y artística

Open Range. EEUU, 2003, 139 min.

Dirección: Kevin Costner

Intérpretes: Robert Duvall, Kevin Costner, Annette Bening

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Crónica de El Maquinista


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sábado, 10 de noviembre de 2012

Persona

Comentario de PERSONA


Dijo una vez el gran actor Gene Hackman: "Hace poco vi una película de Eric Rohmer. Fue tan emocionante como ver secarse una capa de pintura". Efectivamente amigos, el llamado cine de arte y ensayo tiene sus peligros. Uno puede encontrar majestuosas obras cinematográficas pero también algunos ladrillos tremendos, capaces de afectar seriamente nuestra motricidad neuronal (Rohmer incluido). Esto puede ser un verdadero desafío si el espectador es tan sufrido como un servidor, que una vez que se pone a ver una película se la traga hasta el final aunque no le convenza en absoluto (este comportamiento está todavía sujeto a debate sobre si es debido a orgullo propio o a nuestra abnegada mentalidad judeo-cristiana). Recientemente he sufrido en mis carnes lo anteriormente expuesto ya que hace pocas semanas decidí que ya era hora de introducirme en la filmografía del reputado director soviético Andrei Tarkovsky. Viéndome venir el percal seleccioné cuidadosamente una de sus películas que a priori podía ser más dinámica, la famosa obra de ciencia-ficción "Solaris" (1972). Tras aguantar durante 165 minutos un guión lamentable protagonizado por un hombre con la expresividad de una acelga, todo ello amenizado por el taladrador idioma ruso (la versión original es en estos casos obligatoria), este cronista sacó algunas conclusiones: Tarkovsky podía ser un virtuoso en el aspecto visual de sus largometrajes, pero la estructura narrativa de "Solaris" hace agua por todas partes desperdiciando una historia fabulosa. La otra conclusión es que el método interpretativo soviético y la sonoridad de la lengua rusa no acaban de convencerme. Como el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra me he propuesto ver las otras dos cintas que he conseguido de Tarkovsky: "Stalker" (1979) y "Sacrificio" (1986), cuyo título es muy alentador. Dios dirá.

Entre el cine de autor más reputado del continente tenemos al ilustre Ingmar Bergman, un señor sueco amante del teatro y de husmear en el alma de las personas (y por ende en la de sus personajes). Considerado como uno de los grandes realizadores europeos del siglo XX, a Bergman hay que aproximarse de manera gradual, ya que sus cintas pueden resultar bastante sobrias en lo estético pero volcánicas en lo emocional. Y es que bajo una puesta en escena en ocasiones austera Bergman teje con maestría historias que contienen auténticas cargas de profundidad sobre el comportamiento humano: "Fresas Salvajes" (1957), "Persona" (1966), "Sonata de Otoño" (1978) o "Fanny y Alexander" (1982) son tan solo algunos ejemplos bien conocidos de su extensa filmografía. En todas sus obras el aspecto interpretativo es de importancia vital, por lo que siempre es recomendable el visionado de sus películas en versión original. Gracias a ello descubrí que el idioma sueco, escuchado en boca de sus intérpretes, me resulta muy agradable (¡!). En cuanto a la película que hoy nos ocupa, "Persona", su argumento se puede describir en pocas líneas: una actriz de teatro (Liv Ullmann) se queda sin voz durante una representación y a partir de ahí parece entrar en una especie de bache mental. Los resultados médicos son satisfactorios pero la mujer sigue sin pronunciar palabra, por lo que es internada en una residencia donde su enfermera (Bibi Anderson) intentará romper por todos los medios su mutismo, obteniendo como respuesta el silencio. A partir de ahí no se puede describir muy bien con palabras, hay que verlo plasmado en fotogramas.

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Ficha técnica y artística

Persona. Suecia, 1966, 81 min.

Dirección: Ingmar Bergman

Intérpretes: Liv Ullmann, Bibi Andersson, Margaretha Krook

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Crónica de Atticus Finch


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sábado, 3 de noviembre de 2012

La Lengua de las Mariposas

Comentario de LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS


El 14 de abril de 1931 tuvo lugar en España el último intento de modernización del país para equipararlo al nivel de sus vecinos de Europa Occidental. La Segunda República nació como el proyecto más ambicioso que la Nación había visto en décadas, probablemente desde que en 1869 el general Prim encabezara la posteriormente fallida Revolución de la Gloriosa. Sin embargo la República empezó a recorrer el tortuoso camino que tenía por delante coja desde el principio, debido principalmente a tres causas. Primero: la oposición de la mayor parte de las fuerzas conservadoras a sumarse al proyecto republicano. Éstas habían acaparado tradicionalmente los poderes políticos y económicos del país y ahora veían el nuevo sistema como una amenaza a sus intereses. Segundo: el separatismo catalán forzó a los partidos republicanos nacionales a introducir la autonomía regional dentro de la Constitución, pero con un nivel de competencias que rebasaba con mucho la concepción de Estado Integral que la mayoría de las fuerzas republicanas deseaban para España. Bien sabían que sin cohesión territorial es imposible la cohesión social, y viceversa. Tercero: los movimientos políticos de corte extremista que asolaron Europa durante los años 30, el comunismo y el fascismo, con la peculiaridad española del anarquismo. Los dos primeros pretendían abolir los sistemas parlamentarios para implantar regímenes totalitarios de partido único, mientras que los anarquistas querían directamente desmantelar las estructuras del propio estado para volver a una especie de arcadia feliz autogestionada, es decir, a las cavernas. El núcleo del movimiento republicano español estaba formado por los hijos de la burguesía ilustrada y urbana, de espíritu mayoritariamente progresista y profundamente patriota, a imagen y semejanza del republicanismo francés. Su gran proyecto nacional sería torpedeado desde todos los puntos por ultraconservadores, separatistas y extremistas de izquierda. Esto terminó por desembocar en un doble golpe de estado, tanto institucional (Lluis Companys desobedeciendo la Constitución) como militar (la rama ultra del Ejército), llevando así al país a una guerra civil y cuarenta años de dictadura. A los republicanos ilustrados que sobrevivieron tan solo les quedaba abandonar su patria o el exilio interior, como siempre.

"La Lengua de las Mariposas" narra la relación de amistad que se establece entre el pequeño Moncho (Manuel Lozano) y su maestro Don Gregorio (Fernando Fernán Gómez). Nos encontramos en un pueblo de la Galicia rural durante el último año de vida de la República. El régimen republicano ha acometido desde sus inicios un ambicioso programa educativo en todo el país para construir miles de escuelas, formar al profesorado y mejorar las condiciones generales de la enseñanza. Las turbulencias políticas con epicentro en Madrid resuenan como ecos lejanos pero se notan en el pueblo. Para Moncho su mayor preocupación es el comienzo de su primer curso escolar, ya que le han asegurado (engañándole) que el maestro pega a todos sus alumnos. Los miedos del pequeño se irán desvaneciendo al encontrarse en la escuela con un ser profundamente humano, tierno y con vocación natural por la enseñanza: el maestro Don Gregorio. Gracias a sus clases y a la vida escolar junto a sus compañeros, Moncho comienza a descubrir en esos meses una nueva etapa de su existencia, todo un mundo que hasta entonces desconocía. Cuando el curso acabe a finales de junio de 1936 el ambiente se habrá enrarecido en el pueblo y todo se derrumbará a partir del 18 de julio. Nada volverá a ser lo mismo.

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Ficha técnica y artística

La Lengua de las Mariposas. España, 1999, 99 min.

Dirección: Jose Luis Cuerda

Intérpretes: Fernando Fernán Gómez, Manuel Lozano, Uxía Blanco

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Crónica de Atticus Finch


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domingo, 28 de octubre de 2012

Melancolía

Comentario de MELANCOLIA


Si hay algo que cambió para siempre en el séptimo arte a lo largo de la década de los 60/70 fue el papel que los directores de cine desempeñaban en sus películas. En esos años Europa se puso a la vanguardia cinematográfica con el concepto de cine de autor, mientras que Estados Unidos veía cómo se venía abajo el sistema de grandes estudios y surgía el Nuevo Hollywood. El concepto central de estos nuevos tiempos giraba en torno al traspaso de poder de los productores a los directores, los cuales dejaban de considerarse como meros asalariados detrás de una cámara para pasar a ser el alma artística de sus largometrajes. Para bien y para mal los realizadores más importantes han dotado de personalidad a sus trabajos de modo que éstos tengan un estilo identificable por el espectador. En el panorama europeo podemos encontrar hoy en día a Pedro Almodóvar, Michael Haneke, Aki Kaurismäki o Lars von Trier. Éste último emepezó a llamar la atención con "Europa" (1992) para recibir después el reconocimiento con "Rompiendo las Olas" (1996). En esa época participa también en la elaboración del manifiesto Dogma 95 con el que un grupo de cineastas escandinavos abogaba por realizar un tipo de cine bastante espartano, cámara al hombro y prescindiendo al máximo de decorados, fotografía etc. Von Trier haría su aportación a la corriente dogmática con "Los Idiotas" (1998), pero mantendrá elementos de ésta durante toda su filmografía, como en la premiada "Bailar en la Oscuridad" (a mi no me gustó nada, por cierto). Osado como pocos, no ha tenido reparos en rodar dentro de un hángar cerrado sin decorados en "Dogville" (2003) y "Manderlay" (2005), además de poner en pie proyectos a medio camino entre lo artístico y lo experimental. Para los que no somos muy receptivos a las extravagancias de Von Trier ha sido por tanto todo un descubrimiento el poder disfrutar de una película tan buena como "Melancolía".

"Melancolía" puede ser vista como un drama con elementos sobrenaturales o como ciencia-ficción de autor (dado que el género está de capa caída yo prefiero lo segundo). El director escandinavo presenta un relato dividido en dos bloques narrativos, cada uno centrado en las dos hermanas protagonistas, Justine (Kirsten Dunst) y Claire (Charlotte Gainsbourg). La primera parte gira en torno a la desastrosa celebración de boda de Justine, que tiene lugar en la enorme finca de su hermana, casada con un importante astrónomo (Kiefer Sutherland). Las miserias de la familia salen a flote así como el comportamiento imprevisible de la novia. La segunda parte retoma pequeños detalles de la sección anterior para avanzar unos meses y ver cómo Justine vuleve a casa de su hermana para recuperarse de un fuerte bache emocional. En este lapso de tiempo entre ambos bloques la comunidad científica ha descubierto que un planeta desconocido, bautizado como Melancolía,  ha entrado en el Sistema Solar y se dirige rumbo a la Tierra. Los cálculos matemáticos indican que ambos astros no colisionarán pero Claire vive con creciente angustia la posibilidad de que Melancolía choque y acabe con todo. A medida que el planeta se acerca inexorablemente día a día, el estado de Justine va mejorando mientras ésta permanece aparentemente indiferente sobre la suerte del mundo. En la inmensa casa de campo, en un ambiente aislado y extraño, ambas hermanas aguardarán el momento decisivo de manera diametralmente opuesta.

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Ficha técnica y artística

Melancolía (Melancholia). Dinamarca, 2011, 130 min.

Dirección: Lars von Trier

Intérpretes: Kirsten Dunst, Charlotte Gainsbourg, Kiefer Sutherland

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Crónica de El Maquinista


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domingo, 21 de octubre de 2012

Papillon

Comentario de PAPILLON


El cine carcelario tiene como escenario natural las prisiones, preferiblemente las de celdas con barrotes y ese aire clásico de las de toda la vida. El leitmotiv de la mayoría de estas películas reside en el proceso de liberación al que aspiran sus protagonistas, ya sea en sentido físico o espiritual, dejando normalmente en un segundo plano el dilema sobre su inocencia y si éstos merecen permanecer bajo condena. Esta línea narrativa ha dejado grandes cintas al género, como "Cadena Perpetua", "Le Trou", "La Leyenda del Indomable" o "La Milla Verde". En ellas los personajes han de lidiar con la dureza del entorno, personificado en ocasiones por un malvado alcaide u otros internos peligrosos. Pero la localización géográfica de la cárcel también puede desempeñar un rol fundamental en la trama: a Clint Eastwood le encerraban en un peñasco rocoso de la bahía de San Francisco en "Fuga de Alcatraz". Sean Connery sufría las penurias de las prisiones militares británicas en mitad del desierto sahariano con "La Colina". Y en la cinta que hoy nos ocupa, "Papillon" (1973), Steve McQueen y Dustin Hoffman son enviados a un penal nauseabundo en la Guayana Francesa. Las potencias europeas de la época podían efectivamente darse el lujo de mandar a sus presos a lugares alejados de la metrópoli, como los ingleses en Australia y los franceses con sus territorios caribeños.

"Papillon" supone el colofón a una racha estupenda de su director, Franklin Schaffner, quien en el lustro anterior había conseguido rodar una obra maestra de la ciencia-ficción ("El Planeta de los Simios", 1968) y el potente relato de uno de los generales más controvertidos de la II Guerra Mundial ("Patton", 1970). La cinta narra la odisea del preso Henri Charrièrre (McQueen), alias Papillon, quien en la Francia de los años 30 es condenado por asesinato y enviado a un penal de la Guayana, en Sudamérica. Allí conoce a Louis Dega (Hoffman), otro recluso que ha estafado una fortuna falsificando bonos del Estado. Dada la complexión menuda de éste, Papillon le ofrece protección a cambio de ayuda para llevar a cabo su plan de fuga, la obsesión que le mantiene con vida. Con el tiempo su relación interesada se convertirá en amistad. En esos tiempos la Guayana no es más que una inmensa selva llena de pantanos, manglares y toda clase de bichos peligrosos. La presencia francesa se limita a militares, personal administrativo y el puñado de desdichados que sufren las condiciones de sus cárceles. Papillon lo tiene claro, prefiere morir intentando escapar antes que consumirse poco a poco en ese agujero. Sabiéndose inocente del crimen por el que ha sido condenado su único objetivo es volar libre de nuevo. Para quien no sepa francés, papillon significa mariposa.

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Ficha técnica y artística

Papillon. EEUU, 1973, 150 min.

Dirección: Franklin Schaffner

Intérpretes: Steve McQueen, Dustin Hoffman, Victor Jory

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Crónica de El Maquinista


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lunes, 15 de octubre de 2012

Atlantic City

Comentario de ATLANTIC CITY


El mundo del juego y las apuestas pertenece a un universo desconocido para mi, en parte debido a factores personales como culturales. En mi tierra de la España del Norte lo más cercano a estos temas son los bingos de aire viejuno y las máquinas tragaperras de los bares. En algunas ciudades del Cantábrico con turismo de pedigrí, como Santander o San Sebastián, también se puede encontrar algún que otro hipódromo y casinos de corte provinciano tirando a decimonónico. Para conocer complejos de juego más importantes (y más horteras) es necesario marchar a grandes ciudades como Madrid o Barcelona. Ahora en los tiempos de internet muchas personas se han acercado a las apuestas deportivas y las partidas de póker en línea, pero la sociedad española sigue afortunadamente sin tener esa tendencia al juego que muestran los pueblos anglosajones. Los políticos locales no obstante parecen empeñados en meternos con calzador las costumbres de ocio estadounidenses inundándonos con parques temáticos, centros comerciales y absurdos mega-casinos. Éstos últimos, entroncados en muchas ocasiones con personajes bastante turbios, tienen su meca en lugares como Las Vegas, Montecarlo o Macao. Si bien en EEUU la fama la tiene la ciudad del desierto existe otro rincón tradicional del juego en la punta opuesta del país, al norte de la costa este: Atlantic City. A ella se desplazaría el director francés Louis Malle, autor de "Ascensor para el Cadalso" (1957), "El Soplo al Corazón" (1971) y "Adiós Muchachos" (1987), para rodar una historia sobre la lucha por mejorar la vida sea como sea.

"Atlantic City" husmea en las calles de una ciudad bastante decadente a donde acuden una gran cantidad de norteamericanos a gastarse de forma absurda su dinero. En ella vive Lou (Burt Lancaster), un señor que en sus buenos tiempos de juventud llegó a ser un gángster de medio pelo, pero que él siempre idealiza como una época dorada. El respetable canoso vive de pequeñas comisiones en apuestas de barrio y sobre todo gracias a la manutención de su vecina de abajo, Grace, una mujer bastante rica gracias a ser la viuda de un jefe mafioso local. Lou la conoce desde hace tiempo y le tiene cariño, pero se siente humillado al depender de ella y tener que hacerle los recados o cualquier otro favor que se le antoje. En realidad se siente más interesado por su vecina de enfrente, Sally (Susan Sarandon), una joven canadiense que está aprendiendo el oficio de crupier de black-jack para mejorar su puesto en el casino donde trabaja. Un día Sally se encuentra con que su marido Dave, un hippy que se fugó con su propia hermana pequeña, la ha encontrado para pedirle algo de dinero y pasar unos días en su apartamento. El motivo verdadero de la visita es intentar vender en la ciudad un alijo de cocaína robado a unos narcotraficantes de Filadelfia, para lo cual Dave tiene primero que encontrar un lugar seguro donde esconder la droga. Poco después de llegar conoce por casualidad a Lou y le convence para que le deje guardar y preparar la cocaína en su apartamento a cambio de una parte de los beneficios de la venta, a lo que éste acepta de buena gana. Pero las cosas empiezan a complicarse cuando los narcos de Filadelfia llegan hasta ellos para reclamar lo que les pertenece.  

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Ficha técnica y artística

Atlantic City. Canadá, 1980, 104 min.

Dirección: Louis Malle

Intérpretes: Burt Lancaster, Susan Sarandon, Hollis McLaren

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Crónica de Atticus Finch


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domingo, 7 de octubre de 2012

El Pianista

Comentario de EL PIANISTA


Decía Woody Allen en una sus películas que cada vez que escuchaba a Wagner le entraban ganas de invadir Polonia y, a juzgar por los acontecimientos históricos que ha vivido este país, no ha sido el único en pensar así a lo largo de los tiempos. La ubicación de Polonia en plena llanura central europea ha sido clave en su agitada historia, ya que no posee barreras naturales que contengan a sus dos grandes vecinos, los alemanes en occidente y los rusos en el oriente. El apetito expansionista de estos dos pueblos tiene antecedentes desde hace siglos, razón por la cual los polacos siempre han acabado emparedados entre ambos y como botín de guerra a repartir, resultando esto en profundas modificaciones territoriales y fronterizas. Probablemente uno de los casos más paradigmáticos de esta situación tuvo lugar al desencadenarse la II Guerra Munidal en 1939, cuando la Alemania nazi y la Rusia comunista acordaron secretamente dividir Polonia en dos mitades y repartírsela como si de una tarta se tratase. Muchos somos conscientes de que las tropas de Hitler invadieron las tierras polacas el 1 de septiembre de ese año produciendo la declaración de guerra de Francia e Inglaterra (la URSS no entraría en la contienda hasta 1941), pero solemos olvidar que quince días después Stalin mandó al Ejército Rojo a ocupar la parte oriental de Polonia sin disparar un solo tiro contra la Wehrmacht, en virtud del tratado de no agresión Ribbentrop-Molotov. Después llegaría con el tiempo la locura de Hitler de atacar la URSS y la elevación de la guerra a cotas mundiales. Al finalizar el conflicto en 1945 los polacos fueron liberados/ocupados por los soviéticos y convertidos en estado satélite de Moscú al otro lado del Telón de Acero. No sería hasta cuarenta años después, en la década de los 80, cuando la presión social y el sindicato Solidaridad conseguirían resquebrajar las estructuras del régimen comunista, consiguiendo tras la caída del Muro una Polonia libre y soberana por fin.

"El Pianista" narra los años de penuria que sufre el músico judeo-polaco Wladyslaw Szpilman (Adrien Brody) durante la invasión alemana en la Segunda Guerra Mundial. Corre el año de 1939 y Szpilman trabaja en la radio de Varsovia tocando piezas pianísticas cuando las tropas germanas toman parte de Polonia en una ofensiva relámpago. Para los nazis los polacos son una raza inferior a la que tratan con desprecio, pero los judios no llegan a tener si quiera la consideración de seres humanos. Así pues ser judío polaco en aquellos días es una de las peores cosas que le pueden ocurrir a uno. Szpilman lo sufre en sus propias carnes junto a su familia al ir sintiendo los efectos de la ocupación  y en especial con el progresivo cerco a la población judía. Discriminación, brazaletes identificativos, confiscación de bienes y el punto de no retono: la creación del Gueto de Varsovia, una cárcel urbana donde son reubicados todos los judios. Allí la miseria y el hambre van dando paso a las torturas, las persecuciones y finalmente los trenes de deportación a los campos de exterminio. Spilzman aguanta como puede toda la guerra en Varsovia y sus ojos son testigos de toda la infamia que cae sobre ellos. Roman Polanski, en la que es hasta hora su última gran película, ajusta cuentas con la historia y con su propio pasado.

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Ficha técnica y artística

El Pianista (The Pianist). Reino Unido, 2002, 148 min.

Dirección: Roman Polanski

Intérpretes: Adrien Brody, Thomas Kretshmann, Maureen Lipman

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Crónica de El Maquinista


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domingo, 30 de septiembre de 2012

El Maquinista de la General

Comentario de EL MAQUINISTA DE LA GENERAL


Hablar de Buster Keaton es hablar de uno de los más importantes cómicos del cine mudo, junto con Charles Chaplin ("La Quimera del Oro", "Tiempos Modernos") y Harold Lloyd ("El Hombre Mosca"). Keaton nació en el seno de una familia dedicada al espectáculo y desde pequeño tuvo contacto con el mundo del vodevil, una de las canteras naturales de buena parte de los cómicos del cine de aquellos años. Sus primeros pasos en el mundo del cine tienen lugar en 1917 de la mano del malogrado Fatty Arbuckle, quien lo incluye en varios de sus cortometrajes. Tras ser llamado a filas el año siguiente y poner rumbo a la Gran Guerra europea, Keaton regresaría a Hollywood a comienzos de la década de los veinte. Así inauguraría su etapa más prolífica en la que gozaría de un control absoluto sobre sus películas. Al igual que Chaplin, Keaton ejercía de autor total, escribiendo, dirigiendo y protagonizando sus largometrajes. Durante los años veinte realizaría sus más importantes trabajos y la que es considerada como su obra maestra, "El Maquinista de la General" (1926), un prodigio cinematográfico en el que se jugaba la vida en multitud de escenas. El nivel de maestría de esta cinta, como en los títulos mayores de Chaplin, radica en que el espectador no se encuentra ante una sucesión de gags cómicos, sino que existe una estructura narrativa sólida y brillantemente ejecutada, en la que el drama y la comedia se entrelazan formando un conjunto redondo. Sin embargo, con la llegada del cine sonoro en los años treinta, Keaton se convertiría en una de tantas estrellas que no pudieron adaptarse al cambio en la industria, viendo cómo su carrera desaparecía en el olvido colectivo. No sería hasta dos décadas más tarde cuando su antiguo camarada Chaplin le llamaría para rodar juntos "Candilejas" (1952) y así el gran público volvió a tener conciencia de una de las figuras más relevantes del cine mudo norteamericano.

"El Maquinista de la General" relata un episodio acaecido durante la Guerra de Secesión en los EEUU. Johnnie Gray (Buster Keaton) trabaja de maquinista en una compañía de ferrocarriles sureña. Al estallar el conflicto su novia Annabelle (Marion Mack) le anima a que se aliste como voluntario en el bando confederado, cosa que no le hace mucha gracia pero a lo que finalmente accede. Para su sorpresa Johnnie se encuentra con que su solicitud es rechazada en la oficina de reclutamiento, ya que dada su menuda complexión física los oficiales lo juzgan más útil como maquinista que como soldado. Al contárselo a Annabelle ésta no le cree y piensa que no ha ido a alistarse por cobardía, así que deja de hablarle. Un año después la joven, todavía enfadada con Johnnie, toma un tren para ir a ver a su padre herido. La locomotora que les lleva no es otra que "La General", el orgullo de Johnnie, que está a sus mandos. En mitad del trayecto son atacados por un destacamento de soldados de la Unión, los cuales pretenden hacerse con "La General" pero además se llevan por azares del destino a Annabelle. De un plumazo a Johnnie le arrebatan lo que más quiere en el mundo, su chica y su locomotora. Armándose de valor decide ir tras ellos y rescatarlas de las manos de los nordistas para llevarlas de nuevo a casa, aunque no sabe muy bien cómo.

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Ficha técnica y artística

El Maquinista de la General (The General). EEUU, 1926, 74 min.

Dirección: Buster Keaton

Intérpretes: Buster Keaton, Marion Mack, Glen Cavender

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Crónica de Atticus Finch


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domingo, 23 de septiembre de 2012

Belle de Jour

Comentario de BELLE DE JOUR


Quien lleve siguiendo este blog el tiempo suficiente se habrá dado cuenta de la variedad de títulos comentados, con una alternancia constante de géneros cinematográficos, de épocas y de países de producción. A pesar de que esta bitácora se escribe desde España la verdad es que no suelo incluir muchas películas nacionales, de hecho creo que se pueden contar con los dedos de una mano. Si la memoria no me falla hay dos de Víctor Erice ("El Espíritu de la Colmena" y "El Sur"), una de Luis García Berlanga ("El Verdugo") y poco más. Hoy añadimos a la lista a uno de nuestros directores más internacionales del siglo XX, Luis Buñuel, un autor que por causas de fuerza mayor tuvo que realizar prácticamente toda su obra fuera de su patria natal. Buñuel, desde sus tiempos en la Residencia de Estudiantes de Madrid, ya empezó a interesarse por el séptimo arte, acercándose en sus primeros años al movimiento surrealista con "Un Perro Andaluz" (1929) o al género documental con "Las Hurdes, Tierra sin Pan" (1933). Su segunda etapa cinematográfica la inicia en Méjico a finales de los años 40, a donde se exilió tras la Guerra Civil y la instauración de la dictadura militar franquista. Allí rodaría "Los Olvidados" (1950) y otras cintas que suelen reflejar historias de seres marginales, de injusticia social. En 1961 vuelve a España para rodar "Viridiana", uno de sus grandes títulos que concentra los temas recurrentes a los que volvería durante las siguientes dos décadas: los deseos reprimidos, la moral, los trapos sucios de la burguesía. A pesar de ser un gran éxito de crítica en el extranjero la película no podría verse en los cines españoles debido a la censura de las autoridades. Buñuel volvía a estar en la lista negra del régimen y habría de partir de nuevo, esta vez a medio camino entre Méjico y Francia. En la década de los sesenta llegarían "El Ángel Exterminador" (1962) y "Belle de Jour" (1967), cintas con las que el director ya es reconocido como uno de los grandes cineastas europeos. A partir de entonces sus estrenos se convierten en auténticos acontecimientos culturales, sobre todo en tierras francesas: "Tristana" (1970), "El Discreto Encanto de la Burguesía" (1972) o "Ese Oscuro Objeto del Deseo" (1977) completan una filmografía profundamente personal que en mi opinión solo podía haber salido de un hombre nacido y criado en un país como España.

"Belle de Jour" narra la turbulenta experiencia de Séverine (Catherine Deneuve), una joven burguesa de la clase alta parisina casada con un cirujano de prestigio, el doctor Pierre Serizy. En principio ésta tiene todo lo que se puede desear: un marido al que quiere, ropa, dinero y toda clase de comodidades. Sin embargo Séverine siente una gran frustración interior difícil de explicar, es incapaz de intimar con Pierre y suele tener fantasías eróticas en las que es humillada, azotada y obligada a hacer todo tipo de cosas para ella impensables. Su moral se ve horrorizada ante los deseos reprimidos que guarda y que no se atreve a confesar a nadie. En realidad la joven es digna de un estudio freudiano, ya que debido a traumas infantiles en ella vive una mujer masoquista con tendencias voyeuristas. A raíz de una conversación con un amigo de Pierre, Séverine descubre una casa de citas donde todas sus fantasías pueden hacerse realidad. Tras muchas dudas finalmente decide entrar a trabajar alli por las mañanas, en secreto, bajo el nombre de Belle de Jour, Bella de Día.

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Ficha técnica y artística

Belle de Jour. Francia, 1967, 100 min.

Dirección: Luis Buñuel

Intérpretes: Catherine Deneuve, Jean Sorel, Michel Piccoli

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Crónica de Atticus Finch


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domingo, 16 de septiembre de 2012

Ghost Dog

Comentario de GHOST DOG


"Ghost Dog" es probablemente la película de samuráis más original que he visto nunca, seguramente porque no lo es más que en espíritu. La cinta está dirigida por Jim Jarmusch, el cineasta independiente estadounidense considerado como de culto (peligrosa palabra, desde luego). Personalmente he visto tres trabajos de Jarmusch y ninguno me ha defraudado: el documental sobre Neil Young "Year of the Horse" (entretenida), el viaje tragicómico protagonizado por Bill Murray en "Flores Rotas" (interesante) y la cinta que hoy nos ocupa. Y es que "Ghost Dog" pertenece a esa clase de largometrajes que para mi se sitúan entre el aprobado y el notable pero que gracias a su originalidad y fuerza propia consiguen dejar huella en el espectador. De esta manera uno no las olvida y al pasar el tiempo se las recuerda incluso con afecto. En principio el argumento del largometraje puede espantar a más de uno, ya que la historia trata de un asesino profesional negro que se considera una especie de samurái contemporáneo en la Nueva Jersey de los años 90. Lo que suena algo extravagante sobre el papel resulta funcionar bastante bien en el celuloide (la magia del cine, ya se sabe). Ghost Dog (Perro Fantasma) es el nombre con el que se autodenomina el protagonista, un hombre que creció en las calles y ha terminado por ser asesino a sueldo de la Mafia. Como cualquier otra persona Ghost Dog ha sentido la necesidad de aferrarse a unas creencias, unos valores, para recorrer su azaroso periplo vital. Y él las ha encontrado en la filosofía de vida samurái, el bushido. Además de regirse por este código de conducta el buen hombre se ejercita asiduamente en el arte de la espada, pero además de la katana también tiene un amplio conocimiento en el manejo de toda clase de armas automáticas (algo muy útil para ejecutar sus encargos a cierta distancia de la víctima de turno).

El protagonista de nuestra historia, interpretado por Forest Whitaker ("Bird", "El Último Rey de Escocia"), vive en una pequeña cabaña construida en la azotea de un edificio, a modo de palomar. En este sitio descansa y encuentra la paz espiritual junto a un montón de palomas (unos bichejos asquerosos, por cierto), las cuales usa como mensajeras para comunicarse con el hombre que le encarga las ejecuciones, Louie (John Tormey). Para Ghost Dog Louie es el amo al que pertenece, ya que siente que está en deuda con él después de que éste le salvara de joven en una lucha callejera. Louie forma parte de un clan mafioso italiano de Nueva Jersey y después de varios años ha llegado a asumir la extraña relación que mantiene con su mejor asesino a sueldo, alguien que se mueve como un verdadero fantasma de la noche. La familia criminal de Louie está formada por italoamericanos, unas personas bastante horteras que visten con chándal y cadenas de oro, suelen ser calvos y tener bastante sobrepeso (como la vida misma, si no ver "Los Soprano"). El caso es que Ghost Dog recibe un día el encargo de liquidar a un gángster que se está viendo con la hija del gran jefe, asunto que es ejecutado con su profesionalidad habitual. Sin embargo los jefes de la familia deciden acabar también con Ghost Dog para intentar no verse conectados con el asesinato, algo que podría provocar una guerra entre los clanes de la ciudad. El neo-samurái se da finalmente cuenta de la traición y decide vengarse acabando con toda la familia, pero esto le supone una duda existencial: ¿qué hacer con Louie?

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Ficha técnica y artística

Ghost Dog. EEUU, 1999, 115 min.

Dirección: Jim Jarmusch

Intérpretes: Forest Whitaker, John Tormey, Cliff Gorman

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Crónica de El Maquinista


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