sábado, 30 de abril de 2011

Un Hombre para la Eternidad

Comentario de UN HOMBRE PARA LA ETERNIDAD


El cine histórico ha encontrado desde hace muchas décadas una inagotable fuente de inspiración en los reinados de varios monarcas de Europa Occidental, los cuales ofrecen fascinantes historias llenas de épica, romance y traición, según los casos (y a veces todo junto). Dentro de las cinematografías anglosajonas lo más habitual ha sido recurrir a los avatares regios de Inglaterra y Escocia, relegando a españoles y franceses a un segundo plano o directamente en el papel de villanos. No obstante, existen numerosos y excelentes largometrajes que se centran únicamente en el interior de la corte inglesa, husmeando en sus propias grandezas y miserias. Dejando a un lado la abundante producción basada en obras literarias de Shakespeare, sin duda uno de los reinados que con más regularidad ha sido llevado a la gran pantalla es el de Enrique VIII, famoso por sus turbulentos acontecimientos políticos y religiosos. Uno de estos casos lo constituye la sobresaliente película "Un Hombre para la Eternidad", dirigida en 1966 por Fred Zinnemann, autor de importantes títulos como "Solo ante el Peligro" (1952), "De Aquí a la Eternidad" (1953) o "Chacal" (1973).

La cinta de Zinnemann narra el ascenso y caída de uno de los personajes más relevantes del reinado de Enrique VIII, el humanista Tomás Moro, autor de la célebre "Utopía". Moro, interpretado formidablemente por Paul Scofield, es un reputado hombre de leyes que gracias a su habilidad política y su buen hacer ha escalado puestos en la corte del monarca hasta alcanzar el puesto supremo de Lord Canciller, lo que supone ser el brazo derecho del rey. Sin embargo todo empieza a resquebrajarse cuando Enrique pretende obtener del Papa la anulación de su matrimonio con la reina Catalina de Aragón para así poder desposarse con la ambiciosa Ana Bolena. Ante la negativa de la máxima autoridad de la Iglesia católica, el monarca amenaza con romper la obediencia a Roma proclamándose él mismo líder religioso del país, lo que convertiría a Inglaterra en un país protestante. Toda la corte claudica ante el temerario propósito de Enrique salvo Moro, a quien sus profundas convicciones espirituales le impiden aceptar el plan del rey, además de considerarlo contrario a la Ley del reino. Esto provocará su caída política y una incansable persecución legal instada por el monarca para que el Parlamento lo declare culpable de alta traición.

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Ficha técnica y artística

Un Hombre para la Eternidad (A Man for All Seasons). EEUU, 1966, 120 min.

Dirección: Fred Zinnemann

Intérpretes: Paul Scofield, Vanessa Redgrave, Robert Shaw

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Crónica de Atticus Finch




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sábado, 23 de abril de 2011

La Huella

Comentario de LA HUELLA


Tras el duro golpe que supuso el batacazo económico de "Cleopatra" (1963), el director Joseph Mankiewicz tardaría unos años en volver a ponerse detrás de las cámaras. Sin embargo, sus dos últimos largometrajes, "El Día de los Tramposos" (1970) y "La Huella" (1972), suponen unos títulos excelentes con los que el reputado autor norteamericano se despediría del cine. Anteriormente, a lo largo de la década de los 50, ya se había consolidado con cintas ampliamente reconocidas como "Eva al Desnudo" (1950), "Julio César" (1953) o "De repente, el Último Verano" (1959); películas todas ellas en las que la labor interpretativa de sus actores jugaba un papel determinante. Esto también ocurre con especial énfasis en "La Huella", ya que ésta se basa en una obra teatral y Mankiewicz dispone únicamente de dos personajes encerrados en una decadente mansión, encarnados por los formidables Lawrence Olivier y Michael Caine. A través de un meticuloso guión, el director va desarrollando una atmósfera cada vez más opresiva con una puesta en escena perfectamente estudiada a la vez que ambos actores mantienen un duelo interpretativo de altura.

El largometraje narra la batalla psicológica que entablan Andrew Wyke (Olivier), afamado escritor de novelas de misterio, y el próspero empresario Milo Tindle (Caine), dueño de una cadena de peluquerías. Ambos se reúnen en la mansión campestre del primero para discutir ciertos asuntos personales, ya que la mujer del escritor está manteniendo un romance no muy secreto con el joven Milo. A Wyke poco parece importarle la aventura de su esposa, aunque en el fondo siente como un golpe a su orgullo el ver a un advenedizo peluquero ocupar su lugar. Con la excusa de resolver algunos aspectos económicos que podrían ser beneficiosos para ambos, el escritor le propone a Milo participar en un ingenioso plan que poco a poco irá convirtiéndose en una desquiciada espiral de destrucción mutua.

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Ficha técnica y artística

La Huella (Sleuth). EEUU-Reino Unido, 1972, 138 min.

Dirección: Joseph Mankiewicz

Intérpretes: Lawrence Olivier, Michael caine, Alec Cawthorne

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Crónica de El Maquinista




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domingo, 17 de abril de 2011

Regreso al Futuro

Comentario de REGRESO AL FUTURO


Los viajes en el tiempo han sido un recurso narrativo utilizado con frecuencia en cintas de diversos géneros cinematográficos, pero con especial relevancia en el campo de la ciencia-ficción. La aproximación al tema también ha contado con multitud de enfoques diferentes, desde la adaptación de la clásica máquina del tiempo de H. G. Wells ("El Tiempo en sus Manos", 1960) hasta los enigmáticos pasadizos espacio-temporales a través del Universo ("El Planeta de los Simios", 1968). Si bien en varios largometrajes el viaje en el tiempo sólo actúa como mera excusa para el desarrollo de la acción, en otros su repercusión condiciona todo el tejido narrativo de la historia, creando fascinantes paradojas como en "Terminator" (James Cameron, 1984) o especialmente en "Doce Monos" (Terry Gilliam, 1995), una de las obras más brillantes que se hayan realizado sobre esta temática. Por otro lado, la versión más abiertamente aventurera y cómica está presente en la película "Regreso al Futuro", que fue puesta en marcha por un joven Robert Zemeckis apadrinado por Steven Spielberg allá por la década de los años 80.

La cinta, ubicada en 1985, sigue la azarosa peripecia en que se verá envuelto Marty McFly (Michael J. Fox), un típico adolescente norteamericano de clase media que viste vaqueros, deportivas blancas y chalecos con hombreras. Su sueño consiste básicamente en ahorrar para comprarse una ranchera y graduarse en el instituto, pero afortunadamente Marty se distingue del resto del rebaño gracias a su amistad con un peculiar científico, el eminente Dr. Emmett Brown (Christopher Lloyd). Éste ha conseguido construir una máquina del tiempo con un automóvil DeLorean y un poderoso invento, el condensador de fluzo, que funciona con plutonio robado a los libios. Sin embargo, durante un experimento con la máquina, se produce un grave accidente y Marty es teletransportado en solitario treinta años atás en el tiempo, a 1955. Sin saber cómo volver a su época, el joven McFly tendrá que encontrar al profesor Brown de entonces, convencerlo de que procede del futuro y que lo ayude a regresar a casa.

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Ficha técnica y artística

Regreso al Futuro (Back to the Future). EEUU, 1985, 116 min.

Dirección: Robert Zemeckis

Intérpretes: Michael J. Fox, Christopher Lloyd, Lea Thompson

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Crónica de HAL-9000



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sábado, 9 de abril de 2011

Million Dollar Baby

Comentario de MILLION DOLLAR BABY


La carrera artística de Clint Eastwood supone un muy interesante ejemplo de cómo un actor popular ha conseguido a través de los años derribar los muros de los prejuicios y reivindicarse como un autor de primera fila, probablemente una de las mayores leyendas vivas del cine norteamericano. El éxito comenzó, paradojas del destino, en el sureste de España a mediados de los años 60, lugar donde Eastwood rodaría bajo las órdenes de Sergio Leone la excelente trilogía western compuesta por "El Bueno, el Feo y el Malo", "La Muerte Tenía un Precio" y "Por un Puñado de Dólares". Convertido en icono gracias a su poncho y su mirada de granito, el bueno de Clint se consagraría como el paradigma del hombre duro tras el estreno en EEUU de "Harry el Sucio" (Don Siegel, 1971) y sus posteriores secuelas. Durante la década de los 70 llegarían las estupendas "El Fuera de la Ley" (dirigida por él mismo) o "Fuga de Alcatraz", pero no es hasta finales de los 80 cuando Eastwood da el paso definitivo en su apuesta por la dirección, a partir de la sobresaliente "El Jinete Pálido" (1985). La confirmación definitiva, tanto de público como de crítica, llegaría siete años más tarde con "Sin Perdón", obra capital del autor y una de las cumbres del western crepuscular. Ya plenamente reconocido, Eastwood ha seguido añadiendo a lo largo de los últimos veinte años importantes títulos a su filmografía de actor/director, como "Los Puentes de Madison", "Mystic River", "Cartas desde Iwo Jima" o "Million Dollar Baby".

Este último largometraje recorre la historia del atormentado entrenador de boxeo Frankie Dunn (Eastwood) y la de la pupila que toma a su cargo (Hillary Swank), una joven que desea huir de su dura vida a través de las peleas en el cuadrilátero. Escoltado por su antiguo amigo de combates (Morgan Freeman), Frankie comienza a entrenar a su boxeadora para ascender peldaños deportivos a la vez que desarrolla poco a poco un profundo afecto por ella, viendo en su figura a la hija que no ve desde hace años.

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Ficha técnica y artística

Million Dollar Baby. EEUU, 2004, 132 min.

Dirección: Clint Eastwood

Intérpretes: Clint Eastwood, Hillary Swank, Morgan Freeman

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Crónica de El Maquinista




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sábado, 2 de abril de 2011

Vivir

Comentario de VIVIR


El cine asiático aterrizó formalmente en Occidente cuando en 1950 el director japonés Akira Kurosawa recibe el León de Oro en el festival de Venecia y el Oscar a la mejor película extranjera por "Rashomon", la historia de un crimen narrada desde cuatro puntos de vista diferentes. Aunque el realizador nipón había comenzado su carrera cinematográfica hacía ya veinte años, fue a partir de este hecho cuando entra en una prolífica época creativa en la que rodaría importantes cintas reconocidas internacionalmente, como "Vivir", "Los Siete Samuráis" o "Yojimbo". Su obra pivotaría casi siempre sobre dos temáticas muy definidas: historias cotidianas de la sociedad japonesa contemporánea y los relatos de aventuras samuráis de la época feudal. A su vez, la mayor parte de los largometrajes estarían protagonizados por su mítico actor fetiche, Toshiro Mifune. A partir del estreno de "Barbarroja" en 1965, Kurosawa pasaría a una etapa de madurez en la que, ya consagrado, rodaría una película cada lustro. De este modo aún ofrecería obras monumentales como "Dersu Uzala" (1975) o "Ran" (1985), portentosas cintas que cierran la trayectoria del que es considerado como uno de los directores asiáticos más sobresalientes del siglo XX.

"Vivir" narra la historia de Kanji Watanabe, un gris funcionario japonés que ha consagrado los últimos treinta años de su existencia a sus pesadas tareas administrativas en el ayuntamiento de su ciudad. Convertido en una momia viviente, Kanji pasa sus monótonos días de trabajo tramitando formularios e informes inútiles, dejando que su antigua capacidad de iniciativa haya sido completamente sepultada por la incompetencia del monstruoso y kafkiano entramado burocrático. Un día su rutina se ve brutalmente sacudida al conocer que padece una grave enfermedad en un estado tan avanzado que la hace incurable y que acabará con su vida en el plazo de pocos meses. Ante la perspectiva de un final tan próximo, Kanji se ahoga en el miedo hacia la muerte y el dolor de pensar que ha pasado por el mundo como un fantasma, intentando recordar cómo perdió la ilusión y la vitalidad de su juventud. Con todos estos pensamientos vibrando en su interior empieza a trazar un plan de redención para volver a sentirse vivo y encontrar el espíritu de aquél hombre que fue en su día, antes de que el tiempo se le acabe del todo.

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Ficha técnica y artística

Vivir (Ikiru). Japón, 1952, 137 min.

Dirección: Akira Kurosawa

Intérpretes: Takashi Shimura, Nobuo Kaneko, Kyôko Seki

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Crónica de Atticus Finch



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