sábado, 29 de diciembre de 2012

El Topo

Comentario de EL TOPO
 
 
El cine de espías es un subgénero que se ha movido tradicionalmente entre el thriller y el suspense, pero manejando unos códigos propios que le han otorgado una identidad bien definida. Si bien ya existía un protocine de espionaje desde los años 30, la eclosión del género tiene lugar en el apogeo de la Guerra Fría entre Occidente y la URSS, a finales de la década de los 50. Es entonces cuando las características de los espías quedan fijadas en el imaginario colectivo del espectador: personajes intrépidos que se mueven por territorio movedizo, rodeados siempre por una maraña de engaños, secretos y más preguntas que respuestas. Existen no obstante dos tendencias en cuanto al tratamiento de las historias; una más proclive al espectáculo fantasioso (como las sagas de James Bond y Misión Imposible) y otro más adulto y complejo ("El Hombre de MacKintosh", "Munich"). A este último grupo pertenecen también las películas inspiradas en la obra literaria de John Le Carré, unidas inevitablemente a su personaje fetiche George Smiley. Le Carré plantea un panorama totalmente desmitificador en la que las operaciones de espionaje del servicio secreto británico, el MI6, se asemejan a una retorcida partida de ajedrez contra los rivales del otro lado del Telón de Acero. El factor humano entra plenamente en escena al mostrar a los agentes como grises funcionarios ingleses carcomidos por sus demonios y batallas personales. Si la saga Bourne supuso un punto de inflexión en el cine de espionaje de acción hace unos años, la vertiente adulta del género aguarda todavía la llegada del espía-humano contemporáneo surgido tras la caída del Muro de Berlín. A falta de ello solo queda refugiarse en los combates que George Smiley libra contra la inteligencia soviética y contra sí mismo.
 
"El Topo" se basa en la novela homónima de John Le Carré perteneciente a la serie protagonizada por George Smiley (Gary Oldman en la película). A comienzos de los años 70 el veterano Smiley es apartado de los puestos de responsabilidad del MI6 en una maniobra de lucha por el poder dentro de la organización. Tras una desastrosa operación en Checoslovaquia uno de los agentes consigue a través de una confidente rusa una revelación que hace estremecerse a Londres. El jefe de los servicios secretos centrales de Moscú, Karla, ha conseguido infiltrar a un agente doble en la cúpula del MI6, un topo que lleva años actuando desde las sombras. Ante la imposibilidad de desarrollar la investigación internamente por temor a que el propio topo pueda desactivarla y escape, el asunto es encargado extraoficialmente a Smiley. Éste comienza así a desenrollar una pesada madeja que le lleva inevitablemente hasta sus antiguos compañeros de la cúpula directiva. La muerte de Control (John Hurt), su superior durante años, deja a Smiley solo ante una operación en la que el enemigo está dentro manejando los hilos.
 
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Ficha técnica y artística
 
El Topo (Tinker Taylor Soldier Spy). Reino Unido, 2011, 127 min.
 
Dirección: Tomas Alfredson
 
Intérpretes: Gary Oldman, Collin Firth, John Hurt
 
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Crónica de El Maquinista
 
 
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domingo, 23 de diciembre de 2012

Amarcord

Comentario de AMARCORD
 
 
El rostro amenazante que nos mira en la imagen no es otro que el de Benito Mussolini, figura central de Italia durante veinte años cuya sombra sigue proyectándose sobre el país transalpino hasta nuestros días, de una forma u otra. Y es que il Duce forma parte de un imaginario colectivo representativo de la Italia más chusca y proclive a delirios de grandeza, habiendo dejado así un gran terreno abonado para multitud de cintas satíricas. De manera muy semejante a otros pueblos mediterráneos como el español o el griego, los italianos tienen una capacidad innata para reírse de sus defectos y no tomarse a ellos mismos muy en serio. Por eso sus incursiones por el territorio cañí son asimiladas perfectamente aquí en España (y por extensión en Iberoamérica), mostrando un hermanamiento cultural fuera de toda duda. Cuando Federico Fellini estrena en 1973 "Amarcord" ya no tiene que demostrar nada a nadie. Lleva dos décadas como uno de los realizadores europeos más importantes y en su filmografía ya hay un puñado de obras ampliamente reconocidas ("Las Noches de Cabiria", "La Dolce Vita", "Fellini Ocho y medio"). Así que rueda una historia personal basada en sus recuerdos de juventud, la de un país en vísperas de la II Guerra Mundial gobernada por el disparatado régimen fascista de Mussolini. La Italia profunda, con sus sotanas, su choque de ideologías y una cultura proclive al pitorreo. Esperpéntico en ocasiones pero real como la vida misma.
 
"Amarcord" es la transcripción fonética de a m'arcòrd, que quiere decir yo me acuerdo en el dialecto propio de la regíón de Emilia-Romaña, tierra natal de Fellini y lugar donde se desarrolla la historia. En una ficticia ciudad de esta parte de Italia vive el joven Titta, el muchacho sobre el que gira la trama de la cinta. Su familia, sus amigos de la escuela y las personalidades más destacadas de la localidad viven un día a día a medio camino entre el costumbrismo y el surrealismo. Estamos en los años 30 y toda la sociedad está regida por la moral del régimen de Mussolini y la Iglesia Católica, formando una auténtica mezcla explosiva. Como explicar lo que pasa en pantalla es bastante difícil lo mejor es dejar de escribir y animar a ver (o revisionar) esta inclasificable obra de Fellini.
 
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Ficha técnica y artística
 
Amarcord. Italia, 1973, 127 min.
 
Dirección: Federico Fellini
 
Intérpretes: Bruno Zanin, Pupella Maggio, Armando Brescia 
 
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Crónica de Atticus Finch
 
 
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domingo, 16 de diciembre de 2012

Pequeña Miss Sunshine

Comentario de PEQUEÑA MISS SUNSHINE


Al llamado cine independiente tal y como se concibe hoy en día se le suele buscar las raíces en la década de los 60 y 70. Por un lado los muchachos del Nuevo Hollywood emepezaban a asomar la cabeza y una nueva generación de productores les iban a dar la oportunidad de rodar películas bastante alejadas de los esquemas imperantes hasta entonces. En ese caldo de cultivo se formarían cineastas como Coppola, Lucas, Bogdanovich o Scorsese. Pero el verdadero cine independiente rodado al margen de los estudios era cosa de unos pocos, como el pionero John Cassavetes, actor de reconocido prestigio y popularidad que empezó a poner en pie proyectos por su cuenta y riesgo ("Una Mujer bajo la Influencia", "Rostros", Noche de Estreno"). En los años 80 se produjo un fuerte impulso con la creación del Festival de Sundance por Robert Redford y de los premios del cine independiente, los Independent Spirit Awards. Pero probablemente la eclosión definitiva a nivel popular arranca a comienzos de los 90 cuando triunfan Steven Soderberg ("Sexo, Mentiras y Cintas de Video") y Quentin Tarantino ("Reservoir Dogs"), apoyados ambos por el sello Miramax. A partir de entonces los grandes estudios crearían sus propias divisiones de producción dedicadas a financiar proyectos independientes, creando así un terreno más libre para contar ciertas historias. De esta manera el cine indie quedaba ya encuadrado dentro del sistema pero con parcela propia, tal y como ocurre hasta nuestros días. Y cada año produce algunos de los mejores trabajos cinematográficos que llegan desde el otro lado del Atlántico, sobre todo en el aspecto de los guiones.

"Pequeña Miss Sunshine" presenta a una familia de clase media que debe aguantar la prueba de fuego de la convivencia mientras viajan por California a bordo de una Volkswagen Combi, una de las furgonetas más míticas del planeta. El cabeza de familia es Richard (Greg Kinnear), el máximo exponente del individualismo americano para el cual el mundo se divide en triunfadores y perdedores. Su mujer Sheryl (Toni Collete) aguanta sus desvaríos con resignación mientras intenta educar lo mejor que puede a sus dos hijos: el mayor ha hecho voto de silencio y la pequeña Olive es una entusiasta de los concursos de belleza. Al núcleo familiar se ha unido el padre de Richard (Alan Arkin), a quien han expulsado de la residencia de jubilados por consumo de drogas, y el hermano de  Sheryl (Steve Carrell), un profesor universitario homosexual que ha caído en un profundo bache anímico. Al comenzar el fin de semana todos pondrán rumbo a Redondo Beach, a orillas del Pacífico, donde se celebra el concurso de belleza infantil Pequeña Miss Sunshine, en el que Olive va a participar. A pesar de los avatares que les ocurren, la ilusión de la pequeña les empuja siempre hacia adelante. 

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Ficha técnica y artística

Pequeña Miss Sunshine (Little Miss Sunshine). EEUU, 2006, 101 min.

Dirección: Jonathan Dayton & Valerie Faris

Intérpretes: Greg Kinnear, Toni Collete, Steve Carrell

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Crónica de El Maquinista



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sábado, 8 de diciembre de 2012

Harakiri

Comentario de HARAKIRI
 
 
Uno de mis mejores descubrimientos cinematográficos de los últimos meses ha sido sin duda el director japonés Masaki Kobayashi. El pasado verano tuve la suerte de ver uno de sus mejores trabajos, "Samurai Rebellion" (1967), película que me entusiasmó de tal manera que le dediqué al poco tiempo una entrada en el blog. Kobayashi es principalmente reconocido por su trilogía "La Condición Humana" y dos largometrajes ambientados en el mundo samurái, "Harakiri" (1962) y la ya citada "Samurai Rebellion" (1967). En todos estos trabajos el realizador nipón aporta su perspectiva humanista sobre el mundo y su profunda crítica a la intransigencia social del Japón tradicional, algo muy arraigado en el adn de este pueblo. "La Condición Humana" relata a lo largo de tres títulos las experiencias de un joven japonés de tendencias socialistas y pacifistas en la Segunda Guerra Mundial, desde su ingreso en el ejército imperial hasta el final de la contienda: "No hay Amor más Grande" (1959), "El Camino a la Eternidad" (1959) y "La Plegaria del Soldado" (1960). En la década de los 60 Kobayashi firmaría dos cintas de samuráis que contienen tremendas cargas de profundidad contra la jerarquía y los códigos de conducta morales amparados en la tradición de su país. Estas películas desmitificadoras muestran a seres que se rebelan contra el propio sistema al que pertenecen dejando al descubierto el doble rasero imperante y el egoísmo de los hombres. Dotado de una puesta en escena impecable y un aire crepuscular, Kobayashi es un autor a reivindicar (o descubrir).
 
"Harakiri" arranca el año de 1630 en el castillo del clan Iyi, a donde llega un ronin (samurái sin señor) llamado Hanshiro. Desde hace pocas décadas se ha instaurado en el país la Era Tokugawa que ha puesto fin a los tiempos de guerra entre clanes rivales. La paz ha traido sin embargo la incertidumbre a los samurái, cuyo principal cometido ha sido siempre la lucha en los campos de batalla. Ahora se van reciclando hacia tareas administrativas pero en muchos casos los señores feudales prescinden de sus servicios dejándoles en condiciones de vida muy precarias. Tal es el caso de Hanshiro, quien ha decidido poner fin a su vida mediante el ritual del seppuku (o harakiri), para lo cual pide un lugar adecuado en el castillo y la asistencia de algunos de sus miembros. El clan desconfía de que sus intenciones sean verdaderas, ya que desde hace algún tiempo centenares de ronin deambulan por todo el país acudiendo a fortalezas con la falsa intención de hacerse el harakiri, en un desesperado intento de que se apiaden de ellos y les den alguna limosna. Para asegurarse de que este no es el caso el portavoz del clan que recibe a Hanshiro le comenta el caso reciente de otro ronin llamado Motome, quien acudió como él pidiendo permiso para cometer seppuku pero al que descubrieron que lo que deseaba era una pequeña ayuda económica. El clan decidió darle una lección brutal forzándole a cometer harakiri bajo condiciones terribles. Hanshiro, hombre impasible, se mantiene firme en su propósito y les convence de que sus palabras son sinceras. Una vez reunido el clan en el patio del castillo con todo lo necesario para el ritual, el ronin pide la asistencia de tres de sus miembros, citándolos por el nombre. Para sorpresa de todos éstos no se encuentran en la fortaleza, así que mientran van a buscarlos a sus casas Hanshiro pide permiso para contar la historia que le ha llevado a su situación actual y a ese preciso lugar. A medida que avanza el relato una sensación de desasosiego se va apoderando del clan. El hombre que tienen frente a ellos conocía muy bien al desdichado Motome. 
 
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Ficha técnica y artística
 
Harakiri (Seppuku). Japón, 1962, 133 min.
 
Dirección: Masaki Kobayashi
 
Intérpretes: Tatsuya Nakadai, Rentaro Mikuni, Shima Iwashita
 
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Crónica de Atticus Finch
 
 
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sábado, 1 de diciembre de 2012

Carretera Perdida

Comentario de CARRETERA PERDIDA


Recuerdo bien el día en que me propuse ver "Carretera Perdida" hace ahora tres años. Había visto recientemente "Terciopelo Azul" (1986) y "Mulholland Drive" (2001) y como me habían gustado decidí seguir profundizando en la vertiente más personal de la filmografía de David Lynch. Sin embargo "Carretera Perdida" me resultó entonces demasiado excesiva en su estructura narrativa y tras acabar el visionado me quedé con cara de que me habían tomado el pelo vilmente (algo ya ilustrado en el lateral de este blog). Pero no fue así en realidad y eso lo demuestra el hecho de que pasado un tiempo de maduración el recuerdo que me trae hoy esta cinta es positivo, el de una historia a medio camino entre lo onírico y el surrealismo. Lynch es un maestro creando atmósferas irreales que parecen sacadas de un sueño: una habitación parcialmente iluminada, unas cortinas rojas o una conversación pueden transmitir multitud de sensaciones al espectador gracias a su hábil dirección. Ese toque mágico tan lynchiano hace que algunas de sus películas resulten fascinantes a pesar de su intrincada línea argumental, algo que también he experimentado leyendo relatos del escritor Paul Auster. Llamadas equivocadas, figuras enigmáticas, escenas oníricas, todo un universo oculto en los lugares más insospechados.

"Carretera Perdida" comienza cuando Fred (Bill Pullman), un saxofonista de Los Angeles, oye que alguien llama al timbre de su casa. Al preguntar quién es por el interfono tan solo recibe un críptico mensaje: "Dick Laurent está muerto". A partir de ese día su esposa Renée (Patricia Arquette) y él empiezan a recibir paquetes anónimos con grabaciones de la fachada de su casa e incluso del interior de la misma. Tras denunciar el caso a la policía ambos acuden una noche a la fiesta de un amigo, donde Fred conoce a un misterioso hombre que cree haber visto en sueños. La mañana siguiente llega una nueva cinta y Fred descubre que en ella aparece él asesinando a Renée, quien efectivamente es hallada sin vida en la casa. Fred es detenido y enviado a prisión. Al poco tiempo un día los guardas descubren en su celda que éste ha desaparecido y en su lugar se encuentra inexplicablemente un muchacho llamado Pete (Balthazan Getty) que no recuerda cómo ha llegado hasta allí. Al no tener cargos con él Pete es puesto en libertad y regresa a casa de sus padres, mientras dos policías le vigilan para intentar esclarecer el misterio. El muchacho trabaja en un taller mecánico y al día siguiente recibe el encargo de revisar el coche de un gángster llamado Mr. Eddy. Cuando éste vuelve a recoger el vehículo al taller Pete no puede evitar fijarse en la atractiva mujer que lo acompaña, Alice (Patricia Arquette), quien es idéntica a Renée. Sintiéndose fuertemente atraído hacia ella ambos inician una aventura a espaldas de Mr. Eddy. Y hasta aquí puedo escribir.

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Ficha técnica y artística

Carretera Perdida (Lost Highway). EEUU, 1997, 134 min.

Dirección: David Lynch

Intérpretes: Bill Pullman, Patricia Arquette, Balthazan Getty

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Crónica de El Maquinista


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