domingo, 27 de abril de 2014

El Sol del Membrillo

Comentario de EL SOL DEL MEMBRILLO














El caso de Víctor Erice es sin duda uno de los hechos más insólitos del cine español. Que uno de los directores más importantes del panorama nacional haya rodado solo tres películas es algo que genera cierta frustración, sobre todo teniendo en cuenta que el realizador vizcaíno no parece dispuesto a volver a ponerse detrás de las cámaras. Su ópera prima, "El Espíritu de la Colmena" (1973), constituye una de las obras maestras de nuestra cinematografía, en tanto que "El Sur" (1982) es también un trabajo sobresaliente. Quizás sus problemas con los productores a la hora de ver truncados ciertos proyectos haya contribuido también a que Erice abandonara la idea de proseguir su filmografía en solitario. Desde mediados de los años 90 se ha involucrado por el contrario en varios proyectos colectivos a medio camino entre lo cinematográfico y lo artístico. Y es que el estilo de sus dos primeros largometrajes ya dejaba muy claro la visión tan personal que el cineasta tenía sobre las historias que contaba. Con toda seguridad es su tercera y última obra la que va a llevar ese estilo un paso más allá al alejarse por completo de una narración convencional. Hablamos de "El Sol del Membrillo" (1992).

Hay películas que dada su temática conviene acercarse a ellas sabiendo que uno va a visionar algo fuera de lo común y que por tanto no puede medirse con los patrones habituales. "El Sol del Membrillo" es una obra a caballo entre el documental y el experimento cinematográfico, un intento de captar en imágenes el proceso creativo de un artista. Nos encontramos en Madrid en el otoño de 1990. El famoso pintor hiperrealista Antonio López comienza los preparativos de su nueva obra en su estudio de la capital. Quiere pintar el membrillero que él mismo plantó hace años en el jardín del estudio, en concreto lograr captar la luz del sol que se introduce a través de las hojas y los frutos. Erice sigue con su cámara la actividad del pintor desde los preparativos iniciales hasta la conclusión del cuadro, rodando una experiencia audiovisual única. López intenta captar la luz del membrillo en su lienzo, Erice hace lo propio en el celuloide. No es una película convencional. Es la gran belleza.

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Ficha técnica y artística

El Sol del Membrillo. España, 1992, 139 min.

Dirección: Víctor Erice

Intérpretes: Antonio López, María Moreno, Enrique Gran

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Crónica de El Maquinista


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domingo, 20 de abril de 2014

Un Lugar en el Sol

Comentario de UN LUGAR EN EL SOL
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El mundo del cine ha dado un buen número de artistas complejos, atormentados y llenos de conflictos interiores. Sin duda alguna uno de los ejemplos más representativos de este grupo es Montgomery Clift, una de las mayores figuras de la interpretación en la década de los 50. El caso de Clift es especialmente turbador dado el inmenso talento que desplegó durante su carrera mientras en paralelo se iba despeñando rumbo a la autodestrucción. Curtido en el teatro en los años 40, Clift encontró su hueco en Hollywood y rápidamente se convirtió en una de sus estrellas con más repercusión y reconocimiento artístico, junto a Marlon Brando. Su irrupción trajo consigo nuevos cánones para los protagonistas masculinos, ya que fue pionero en la creación de personajes sensibles y melancólicos, alejados de la idea de virilidad predominante en esa época. Sus papeles en "Un Lugar en el Sol" (1951) y "De Aquí a la Eternidad" (1953) cimentaron una carrera profesional con un terrible punto de inflexión en 1956, año en el que Clift sufrió el tremendo accidente de coche que le desfiguró el rostro. A partir de ahí las cicatrices fueron tanto externas como internas y su camino a la perdición se hizo más intenso. No obstante continuaría añadiendo grandes títulos a su filmografía con "El Baile de los Malditos" (1958), "De Repente, el Último Verano" (1959), "Río Salvaje" (1960) o "Vidas Rebeldes" (1960). Su estado de salud se deterioraría de manera drástica hasta que finalmente en 1964 su cuerpo dijo basta, truncando así la vida de un gigante del cine que merece el mayor de los reconocimientos.

"Un Lugar en el Sol" relata la llegada a Chicago del joven George Eastman (Montgomery Clift) y su intento de escalar socialmente desde lo más humilde. George es no obstante sobrino de un rico industrial y gracias a él consigue un puesto como empaquetador en una de las fábricas familiares. Allí conoce a otra empleada llamada Alice (Shelley Winters), con la que empieza un breve romance. Su tío lo invita ocasionalmente a algún evento social, aunque la familia lo considera un advenedizo. En uno de esos encuentros conoce a la bella Angela Vickers (Elizabeth Taylor) y pronto ambos se enamoran. Sin embargo George le oculta su pasada relación con Alice, ya que ésta se encuentra embarazada y le ha presionado para que se casen. Así pues decide llevar dos vidas paralelas con la esperanza de poder alcanzar su sueño y tener al fin un lugar en el Sol. Pero a veces, como a Ícaro, volar cerca del astro rey puede derretir la cera de las alas y conllevar una caída al más profundo de los vacíos.

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Ficha técnica y artística

Un Lugar en el Sol (A Place in the Sun). EEUU, 1951, 122 min.

Dirección: George Stevens

Intérpretes: Montgomery Clift, Elizabeth Taylor, Shelley Winters

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Crónica de Atticus Finch

 
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sábado, 12 de abril de 2014

Rocky

Comentario de ROCKY














Sylvester Stallone es un actor con una filmografía que en su mayor parte no me gusta nada, pero lo suelo defender cuando de manera general se le intenta encasillar como un mero saco de músculos. Y es que Stallone ha tenido unas inquietudes artísticas desde el comienzo de su carrera que no abundan entre los protagonistas del subgénero de acción-esteroide. Ha sido guionista y director de probada solvencia y los dos pilares sobre los que se asienta su carrera (y por los que tiene un hueco en la historia del cine) son buenas películas: "Rocky" (1976) y "Acorralado [Rambo]" (1981). El problema es que ambas se han visto devaluadas por sus lamentables secuelas y la imagen que muchos se hacen del propio protagonista. A pesar de ello es justo reivindicarlas, en particular "Rocky", una cinta rodada desde la honestidad cuya alma pertenece a Stallone por los cuatro costados, al escribir el guión y protagonizarla. El boxeo es un deporte que no me gusta en absoluto, aunque he de reconocer que en el cine es un subgénero muy atractivo que ha dado estupendas películas sobre el sacrificio, la superación y la condición humana. "Rocky" es una de ellas. Ver a Stallone subiendo los escalones del museo de arte de Filadelfia bajo los acordes del monumental tema "Gonna Fly Now" forma sin duda parte de la memoria colectiva de los amantes del cine.

La película narra la historia de Rocky Balboa (Sylvester Stallone),  un joven italo-americano de Filadelfia que se gana la vida humildemente como cobrador de deudas, aunque no se le da bien eso de amenazar a la gente. Rocky es también un boxeador de segunda fila que ha abandonado la esperanza de prosperar en el ring aunque siga acudiendo regularmente a entrenarse. Cierto día conoce a Adrian (Talia Shire), una chica muy tímida que trabaja en una tienda de animales. Tras varios intentos consigue que acepte salir con él, trayendo así algo de luz a su vida. En paralelo, el campeón de los pesos pesados Apollo Creed (Carl Weathers) recibe la noticia de que el púgil con quien iba a enfrentarse en el próximo combate se ha roto la mano, por lo que necesita un sustituto para no cancelar la velada. Sus agentes idean entonces la argucia comercial de dar la oportunidad a un boxeador desconocido para que se enfrente a él. Apollo elige a Rocky, quien recibe la noticia con una mezcla de incredulidad y desconfianza: no quiere convertirse en un monigote de feria para que Apollo se divierta con él. Finalmente accede y comienza entonces una preparación intensiva junto a su antiguo entrenador Mike Goldmil (Burgess Meredith), quien siempre creyó que Rocky podía llegar a la élite si se volcaba en cuerpo y alma al boxeo. Con unas pocas semanas de margen para preparse, Rocky decide aceptar el reto y tratar de combatir con Apollo a su mismo nivel, vender cara su piel para poder entrar de nuevo en la competición y, lo más importante, demostrarse algo a sí mismo.

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Ficha técnica y artística

Rocky. EEUU, 1976, 119 min.

Dirección: John G. Avildsen

Intérpretes: Sylvester Stallone, Talia Shire, Burgess Meredith

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Crónica de El Maquinista


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sábado, 5 de abril de 2014

Ciudad de Vida y Muerte

Comentario de CIUDAD DE VIDA Y MUERTE
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Japón es con toda seguridad uno de los países más fascinantes que existen y un caso único en la historia moderna. Aislado del resto del mundo hasta el siglo XIX, a excepción de pequeños intercambios comerciales, el país del Sol Naciente viviría su punto de inflexión en 1866 con la Restauración Meiji. Este proceso, una especie de revolución hecha de arriba a abajo, cambiaría profundamente las estructuras sociales y políticas del Estado: eliminación de las dictaduras militares de los shogun, recuperación del poder absoluto en manos del emperador, abolición del sistema feudal (casta samurái incluída) y una occidentalización de la administración. La velocidad con que Japón desarrolló entonces su industria y modernización tecnológica no tiene parangón en la historia, consiguiendo no solamente no ser controlado por las potencias occidentales como ocurrió en el resto de Oriente, sino además ser capaz de iniciar una política expansionista gracias a su poderosa maquinaria bélica. El comienzo del siglo XX marca el punto de no retorno en ese imperialismo nipón basado en el nacionalismo y el culto divino al emperador. Hasta su completa aniquilación en la II Guerra Mundial, Japón iría conquistando tierras por toda Asia oriental: Corea, Indochina, Filipinas y el gran pastel que suponía China. En ésta última invade Manchuria a comienzos de los años 30 hasta que la declaración de guerra total en 1937 supone el desembarco de tropas niponas en todo el país. Ese mismo año cae la capital de la República de China, Nankín.

A la hora de reflejar esta época el cine occidental se ha centrado lógicamente en el periodo que entronca con la II Guerra Mundial, creando grandes cintas como la obra maestra de Terrence Malick "La Delgada Línea Roja" (1998) o el sobresaliente trabajo de Clint Eastwood "Cartas desde Iwo Jima" (2006). Pero la cinematografía oriental ha solido abrir más el arco temporal dejando para la posteridad la monumental trilogía de Masaki Kobayashi "La Condición Humana" (1959) o la cinta que hoy nos ocupa procedente de China: "Ciudad de Vida y Muerte" (2009). De una factura técnica impecable, la película narra la historia de varios personajes durante la batalla de Nankín en 1937. El enfrentamiento entre tropas chinas y japonesas da paso a la conquista por parte de éstas últimas y a una brutal represión de la población civil. La cinta sigue los pasos de un soldado japonés, un maestro de escuela, un combatiente chino y un misionero extranjero, todos ellos habitantes en esos momentos de una ciudad en la que la delgada línea que separa la vida y la muerte es apenas perceptible.

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Ficha técnica y artística

Ciudad de Vida y Muerte (City of Life and Death). China, 2009, 132 min.

Dirección: Lu Chuan

Intérpretes: Liu Ye, Gao Yuanyuan, Hideo Nakaizumi

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Crónica de Atticus Finch



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