La fascinación por el cine es algo que se viene repitiendo desde hace varias generaciones en todos los lugares del planeta, prácticamente desde el nacimiento de la cinematografía hace ya más de un siglo. El riguroso ritual de la elección de butaca y el apagado de las luces precede a la ilusión que se despierta al contemplar que la pantalla cobra vida ante los ojos.
El público siempre se ha asombrado de los sucesivos progresos del séptimo arte, ya fuera con los primeros cortometrajes de los Lumière, con el nacimiento de la narrativa cinematográfica en 'El nacimiento de una nación', el cine sonoro en 'El cantor de Jazz', el technicolor de 'Lo que el viento se llevo' o incluso los efectos especiales de 'La guerra de las galaxias'. El caso es que el cine despierta verdadera simpatía en gran parte de las personas y una intensa devoción en algunas otras. No sólo por la mera diversión del momento, sino por el poso que las buenas películas dejan en el espíritu. Su legado contribuye a la formación cultural del individio y es una valiosa herramienta de conocimiento y saber.
Para aquellos que disfrutan con las grandes películas y que saben enriquecer el alma con personajes legendarios e inolvidables, para ellos, se crea este centro de convergencia, este espacio de opinión cinéfila, este cinefórum. Por todo ello, este sí que puede ser el comienzo de una gran amistad.
Rodrigo Manrique Llamazares.
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