domingo, 10 de marzo de 2013

Tempestad sobre Washington

Comentario de TEMPESTAD SOBRE WASHINGTON


La política es un medio por el cual el hombre ha conseguido vertebrar sus sistemas de gobierno y de organización social, creando así el andamiaje necesario para la construcción de las administraciones públicas de un país, es decir, el Estado. La gente confunde en ocasiones la política con los malos políticos y de esa equivocación surge la imagen negativa que se crea en torno a ésta. Caldo de cultivo ideal para la aparición de líderes populistas, salvapatrias y demás caudillos que los libros de historia tienen bien documentados desde hace tiempo. Lo que sí es cierto es que la política, a niveles tan complejos como el entramado de un Estado, suele convertirse en un terreno pantanoso, lleno de ambigüedades y traiciones. El cine lo ha reflejado con maestría en diversas épocas y circunstancias: el pulso politico-religioso entre Enrique VIII y Tomás Moro ("Un Hombre para la Eternidad", de Fred Zinnemann), las conspiraciones golpistas en las altas esferas del poder ("Siete Días de Mayo", de John Frankenheimer) o la persecución a grupos opositores ("Z", de Costa-Gavras). La comedia, aunque sea negra, también tiene su espacio con obras como "Teléfono Rojo" o "La Guerra de Charlie Wilson", que le llevan a uno a pensar de dónde han sacado a algunos personajes que gobiernan nuestros destinos. Para reconciliarse con el arte de la política conviene recuperar su significado original griego (politikós: "ciudadano", "del ordenamiento de la ciudad") y pensar que fue la herramienta con la que los pioneros de la Grecia Clásica y la Antigua Roma forjaron los cimientos de nuestra civilización occidental. El espíritu de Pericles aún pervive hoy en día.

"Tempestad sobre Washington" (1962) es uno de los trabajos más sobresalientes del director Otto Preminger, autor de "Buenos Días, Tristeza" (1958), "Anatomía de un Asesinato" (1959) o "Éxodo" (1960). La trama de la película gira en torno a las intrigas políticas que surgen en el Senado de los Estados Unidos cuando el presidente de la nación propone como secretario de estado a Robert Leffingwell (Henry Fonda), un hombre que provoca fuerte división de opiniones entre los senadores, incluidos los del partido del propio presidente (demócratas o republicanos, nunca se especifica). Según la constitución norteamericana, el presidente propone a todos sus secretarios (ministros) pero debe contar después con el respaldo de la cámara senatorial. Ante la falta de consenso comienza una lucha soterrada entre las propias filas de la mayoría y de manera frontal con la oposición, liderada por el veterano senador Cooley (Charles Laughton en su último papel en la gran pantalla). Acusado de pertenecer en su juventud a grupos procomunistas, el candidato Leffingwell se ve obligado a testificar en la cámara mientras al mismo tiempo se libra una batalla en las alcantarillas del poder de Washington.

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Ficha técnica y artística

Tempestad sobre Washington (Advise and Consent). EEUU, 1962, 140 min.

Dirección: Otto Preminger

Intérpretes: Charles Laughton, Henry Fonda, Gene Tierney

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Crónica de El Maquinista


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2 comentarios:

Möbius el Crononauta dijo...

Gran película, arriesgada para su época, y sutilmente mordaz. Habrá que revisitarla.

saludos

El Bueno de Cuttlas dijo...

Un peliculón como Dios manda, desde luego. Charles Laughton está soberbio, como de costumbre, y en general la trama nos lleva muy bien por los laberintos del poder.

¡Un saludo!