sábado, 5 de mayo de 2012

La Confesión

Comentario de LA CONFESIÓN


Al finalizar la II Guerra Mundial en 1945 el mundo comenzó una nueva etapa bajo la tutela de las tres potencias aliadas que habían salido victoriosas de la contienda: Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética. Sus respectivos líderes habían ido trazando ya un plan consensuado durante el último tramo de la guerra para determinar las zonas de influencia que tendría cada uno sobre los territorios liberados. En Europa esta nueva realidad geopolítica iba a dividir al continente en dos bloques completamente diferentes cuya frontera psicológica se encontraba en Berlín, ciudad dividida dentro de una nación, Alemania, partida también por la mitad. Los países de Europa oriental caerían de este modo bajo la órbita soviética convirtiéndose de facto en protectorados de la URSS, sin posibilidad de desarrollar sistemas parlamentarios plenamente soberanos. A estos regímenes se les conocería con el nombre de democracias populares, aunque paradójicamente ni eran democracias ni eran precisamente populares. En todos ellos se implantarían estados totalitarios de partido único (el comunista) bajo la tutela de Moscú, aunque algunos territorios consiguieron cierta independencia de la URSS para desarrollar su propio camino al socialismo, caso de la Yugoslavia del mariscal Tito. Otros intentos de apertura como en Hungría en 1956 o Checoslovaquia en 1968 serían aplastados militarmente por el Kremlin. Durante los cincuenta años que estos sistemas se mantuvieron en pie, hasta la caída del Muro de Berlín en 1989, cada uno pasaría por diferentes etapas con las peculiaridades propias de cada país: Polonia, Checoslovaquia, Albania, Hungría, Alemania Oriental, Yugoslavia, Rumanía, etc. Sin embargo una época especialmente negra en todos ellos la constituye los inicios de la Guerra Fría, ya que la paranoia de Stalin llegaría a tales extremos que los mecanismos represivos de estos regímenes sumirían a la población en un terror del que no se libraría el propio partido comunista, cuyas filas serían purgadas en una delirante caza de traidores acusados de ser elementos subversivos y contrarrevolucionarios, según el particular léxico soviético. 

"La Confesión" se inspira en los hechos reales que tuvieron lugar en Checoslovaquia a comienzos de la década de los 50, donde el partido comunista iba a ser presa de la propia maquinaria represiva que había creado desde el poder. Siguiendo órdenes de Moscú se iniciaría una purga dentro del partido que afectaría a destacados miembros y cargos institucionales, entre ellos el viceministro de asuntos exteriores Artur London (Yves Montand). Checo de nacimiento, el compromiso de London con el comunismo ha sido inquebrantable desde su juventud, lo que le llevó a combatir en las Brigadas Internacionales en España y posteriormente en la Resistencia francesa contra la ocupación nazi. Tras la guerra volvería a su país y pronto subiría escalafones en el partido hasta acceder al aparato gubernamental. Un día las cosas empiezan a torcerse, hay rumores de operaciones antiespionaje y miembros de la policía secreta realizan labores de seguimiento por doquier. Finalmente London es secuestrado por un comando policial e internado en un centro de detención donde será sometido a un brutal proceso de interrogatorio a medio camino entre el sadismo y el disparate. En una continua espiral kafkiana será obligado a confesar delitos a los que es ajeno bajo acusaciones que desconoce, tan solo para firmar los documentos artificiales que le acreditan como traidor a sueldo de Occidente amén de conspirador contra el Estado. Bajo la dirección de uno de los directores más destacados del cine político, Costa-Gavras, y con guión del escritor español Jorge Semprún, el espectador asiste a los hechos que desembocarían en el Proceso de Praga de 1952. 

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Ficha técnica y artística

La Confesión (L'Aveu). Francia, 1970, 135 min.

Dirección: Costa-Gavras

Intérpretes: Yves Montand, Simone Signoret, Gabriele Ferzetti

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Crónica de Atticus Finch


Pulsa en la pantalla para ver una escena de "La Confesión"

6 comentarios:

Mila dijo...

Lo de Stalin debió de ser de locos. Ver a personas como Artur London detenido por los suyos es kafkiano. Ni "El Proceso" de Kafka te pone en una situación tan de locos: de qué se me acusa, en qué pesadilla estoy... Stalin murió en 1953, pena cronológica, porque el Proceso de Praga fue un año antes.
La película de mi admirado Costa-Gavras no tiene desperdicio.
Le agradezco la información que nos proprociona, acercando al gran público hechos históricos.
Estupendos Yves Montand y su mujer (me encanta) Simone Signoret.
Y luego vendría la Primavera de Praga... más pena.
El llamado "socialismo con rostro humano" estaba ahí, pero amordazado en 1952. Este proceso es de locos...
Recomendable, muy recomendable esta película. Hay que verla: los que saben de qué habla para refrescar memoria y los que no, para aprender. La historia puede repetirse si no andamos avisados.
Mágnifico comentario,Cuttlas. Estupendo contexto para entender el momento en que esto sucede. Porque esto sucedió, por si alguien se piensa que esta historia es ciencia-ficción.
Lo parece pero fue así.
Un abrazo!

Mario Salazar dijo...

Una película que se ve interesante, muy en el compromiso de cine político, me gusta que tenga un lado histórico, real, y poder luego manejar mayores detalles tras observar una cierto contexto cinematográfico. La voy a tener presente. Saludos.

El Bueno de Cuttlas dijo...

Hola Mila, efectivamente es todo un proceso bastante kafkiano, el protagonista de la cinta no sabe muy bien por qué está ahí metido. De todas maneras es algo que se repite bastantes veces con este tipo de regímenes que viven en perpetua teoría de conspiraciones y contubernios. Creo que lo más parecido hoy en día es el circo que tienen montado en Cora del Norte desde hace sesenta años.

¡Un abrazo!

El Bueno de Cuttlas dijo...

Hola Mario, te recomiendo esta película de Costa-Gavras, probablemente sea de las más reconocidas juntoa a "Z", "Estado de Sitio" y "Missing". También se agradece la coherencia del autor por denunciar cualquier clase de atropellos, ya provengan de regímenes de extrema derecha o de extrema izquierda. Los extremos en este tipo de cosas acaban tocándose.

Un saludo

Enrique Hormigos dijo...

En el comentario de Mila está, en mi opinión, la clave y el valor de la obra de estos directores, dejando constancia de cosas que pasaron de verdad (y de qué manera) y eso hay que tenerlo presente.

Y como muestra, la cara y los comentarios de asombro de mi hijo de 15 años viéndo Missing.

Un saludo :)

El Bueno de Cuttlas dijo...

Hola Enrique, efectivamente hay que tener la cabeza bien amueblada para hacer películas coherentes sobre estos temas sin caer en el maniqueísmo o lugares comunes, lo cual es desgraciadamente muy usual en este tipo de cine. Creo que Costa-Gavras ha mantenido siempre una pespectiva bastante buena, por lo que su fama es bien merecida.

¡Un saludo!