domingo, 9 de febrero de 2014

Raíces Profundas

Comentario de RAÍCES PROFUNDAS














Hay películas que son míticas, independientemente de su mayor o menor valor cinematográfico. Es algo que tiene que ver con el impacto que causaron en su momento y en la huella que han dejado en sucesivas generaciones de espectadores y amantes del cine. "Raíces Profundas" es una de ellas. Su director, George Stevens, se inició muy pronto en la industria en la época del cine mudo y durante las décadas de los 30 y 40 se hizo un hueco como director de comedias. Sin embargo, tras la II Guerra Mundial su trabajo viró hacia historias más serias y sería así como se consagraría definitivamente gracias a tres películas magníficas en los años 50: "Un Lugar en el Sol" (1951), "Raíces Profundas" (1953) y "Gigante" (1956), ésta última también cinta mítica donde las haya. La obra que hoy nos ocupa fue una de las pioneras del género western en consagrar el personaje del pistolero errante defensor de los débiles, una suerte de caballero andante medieval que ha cambiado la espada por el revólver. La influencia de esta película en el tratamiento de esta figura fundamental en el imaginario colectivo del género es tal que hasta el propio Clint Eastwood le haría un profundo homenaje inspirando su magistral "El Jinete Pálido" (1985) en el argumento de "Raíces Profundas". Una de esas películas que, como se suele decir, hay que ver.

La cinta arranca con la llegada de un solitario jinete llamado Shane (Alan Ladd) a un valle del estado de Wyoming. La guerra civil ha terminado recientemente y la conquista del Oeste ha tomado nuevo impulso. Gracias a las leyes promulgadas por el presidente Lincoln los inmigrantes pueden obtener la propiedad de parcelas de tierra asentándose en ellas y cultivándolas durante cinco años. Familias que no han poseído nada en su vida tienen ahora la oportunidad de construir un hogar. Shane cruza por azares del destino una de estas pequeñas granjas donde vive Joe Starrett (Van Heflin), su mujer (Jean Arthur) y el pequeño hijo de ambos. La granja forma parte de una pequeña comunidad de colonos que se han asentado en el valle pero que viven bajo las amenazas del ganadero Ryker (Emile Meyer), uno de los viejos pioneros que considera un ultraje que gente extraña se haya instalado en tierras que él considera suyas. Shane decide aceptar la invitación de los Starrett de quedarse a trabajar con ellos y entierra su revólver en las profundidades de su ser, buscando cambiar de vida. Sin embargo, el acoso a las familias por parte de los hombres de Ryker se irá intensificando y Shane se encontrará ante el dilema de volver a empuñar las armas para poder ayudarles.

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Ficha técnica y artística

Raíces Profundas (Shane). EEUU, 1951, 118 min.

Dirección: George Stevens

Intérpretes: Alan Ladd, Van Heflin, Jean Arthur

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Crónica de Atticus Finch


Pulsa en la pantalla para ver el comienzo de "Raíces Profundas"

10 comentarios:

ethan dijo...

La has definido muy bien: película mítica. Cargada de romanticismo, y que ahonda en el héroe solitario propio del western. El final es la paradigma de toda conclusión del género: ¡Shane! ¡Shane!

Enrique Hormigos dijo...

Desde luego, pasa uno un par de siglos sin dar señales de vida, y empezáis a olvidaros de los malos de las películas.

Porque, ¿Qué me decís de Jack Palance?

Posiblemente, mi pistolero malote favorito, junto a Liberty Valance y Rusell Crowe en el estupendo refrito de la ya estupenda (con Van Hefflin) "El tren de las 3:10".

Ese aspecto de serpiente... esos guantes negros...

La película no tiene desperdicio, pero si tengo que elegir, me quedo con la escena del tiroteo en el saloon, que me sigue pareciendo el mejor tiroteo en interiores de la historia del western, con un sonido brutal, un montaje que es una maravilla (no estoy seguro, pero creo que ganó el Oscar al mejor montaje) y un momento final, en el que el crío avisa a Shane y le salva la vida, completamente electrizante.

Además, con Alan Ladd en esta película, me pasa como con Warren Beatty en Bonnie & Clyde; no son actores que me maten demasiado, pero reconozco que están completamente insuperables.

La única pega a esta obra maestra: el corte de pelo del chaval.

Un saludo, y hasta la próxima, forastero (bueno, en realidad el forastero resulta que soy yo ;)

El Bueno de Cuttlas dijo...

Hola Ethan, me alegro de que te haya gustado la definición, no encontré una que le fuera mejor. De hecho es una película que rezuma mítica por los cuatro costados. Y el final es el que tiene que ser, al igual que en "El Jinete Pálido": nombre a gritos y silencio como respuesta. No hacen falta palabras.

¡Un saludo!

El Bueno de Cuttlas dijo...

Hola Enrique, me das una gran alegría al volver a leerte. Después de que cerraras el blog y no verte por aquí ya no sabía si seguirías por la blogosfera. Aquí siempre tendrás tu hueco, ya lo sabes.

Tienes toda la razón en lo de Jack Palance, la verdad es que su personaje es como el de Lee Marvin en Liberty Valance. Se les ve a la legua que son malos, malos. A mi me gusta mucho Glenn Ford en "El Tren de las 3:10" porque genera cierta simpatía con su carácter de bribón redomado.

A Palance lo nominaron a mejor secundario en los Oscar por este papel (¡!) y lo del montaje que comentas también me suena. Lo único es que yo tengo un tiroteo en interiores que me parece insuperable, el de Clint Eastwood en "Sin Perdón" ("¿Quién es el dueño de esta pocilga?...").

Leyendo un poco en la Wikipedia descubrí que Alan Ladd era bastante bajito (1,65 m) y que por eso le pusieron de compañera a Veronica Lake en muchas películas, porque ésta también era pequeñita. Así no desentonaba el asunto. La verdad es que George Stevens rueda tan bien que hasta Alan Ladd parece alto. El corte del pelo del chaval efectivamente le resta tres puntos, pero se lo perdonamos porque es un zagal muy honrado y muy limpio.

A ver si vienes a menudo, aquí ya sabes que recibimos con los brazos abiertos a todos los forasteros. ¡Un saludo!

Enrique Hormigos dijo...

Bueno, acabo de volver de la Güikipédia, y el Oscar que ganó no fue al mejor montaje, sino a la mejor fotografía en colorines (en el 53 todavía se premiaban las fotografías en color y bn por separado) y se lo llevó Loyal Griggs
(el de fotografía en bn fue para "De aquí a la eternidad", another peliculón).

Y, hablando de todo un poco, qué sexy estaba Verónica Lake vestida de vagabundo en "Los viajes de Sullivan"...

El Bueno de Cuttlas dijo...

Hola Enrique, yo te recomendaría la Frikipedia por su información imparcial y fiable (véase artículo de Chuck Norris,, p.ej.), pero tampoco le hago ascos a la Wikipedia.

Hablando en serio yo también me acerqué por ahí después de ver "Raíces Profundas" para leer sobre la película y Alan Ladd. Resulta que su final fue bastante trágico, al igual que la de la hermosa Veronica Lake. Hollywood puede ser un lugar peligroso, hay que tener siempre cuidado.

Un abrazo amigo

David C. dijo...

Esas pelis eran buenas. Ganas de seguir viendo más cine de esa época.
Saludos
David

El Bueno de Cuttlas dijo...

Hola David, la verdad es que esas películas tienen un halo de romanticismo que es difícil de igualar. Hoy en día hay películas buenísimas, pero sí es cierto que hubo una época en la que, cuando no había televisiones u ordenadores en casa, el cine suponía el único lugar donde las aventuras podían materializarse ante los ojos. Y por eso tienen ese estatus en el imaginario colectivo.

Un saludo

Mister Lombreeze dijo...

Además es una lección de cine.
No puedo escribir de esta película, es una de mis 5 favoritas y, para mí, el mejor western de todos los tiempos.

El Bueno de Cuttlas dijo...

Qué gran honor, Sr. Lombri, me alegro que te guste la película. De hecho te pega bastante a juzgar por los gustos cinéfilos del blog gusano. Para mí "Raíces Profundas" es la madre de todos los vaqueros solitarios que ha dado el western. ¡Shane!, ¡Shane!

Un saludo gusano muy afectuoso