sábado, 13 de abril de 2013

Días de Vino y Rosas

Comentario de DÍAS DE VINO Y ROSAS














El cine, como todo tipo de actividad artística, ha estado sujeto siempre a diversos reglamentos morales que determinan los contenidos juzgados como adecuados para ser mostrados en pantalla. Estas reglas del juego han ido variando con el tiempo pero se puede considerar que a comienzos de los años sesenta se terminaron de romper la mayoría de los tabúes que rodeaban temas delicados, como la violencia, la sexualidad o las adicciones. En relación a éstas últimas la película de Otto Preminger "El Hombre del Brazo de Oro" (1955) supuso uno de los primeros acercamientos al drama de la adicción a las drogas (la heroína en este caso), mientras que el director Blake Edwards haría lo propio pocos años después con el tema del alcoholismo, en la gran película "Días de Vino y Rosas" (1962). Gracias a ella y a "Desayuno con Diamantes" (1961) Edwards demostraría su valía para abordar temáticas más serias y no encasillarse como realizador de comedia (la saga de "La Pantera Rosa" o "El Guateque"). Para esta ocasión tendría la suerte de contar con dos actores absolutamente magistrales, Jack Lemmon y la nunca suficientemente reivindicada Lee Remick ("Anatomía de un Asesinato", "Río Salvaje").

"Días de Vino y Rosas" narra el viaje al abismo que emprende un joven matrimonio de clase media a causa de su adicción al alcohol y las consecuencias vitales que eso conlleva. Joe Clay (Lemmon) es un eficiente trabajador dedicado a las relaciones públicas, por lo que está habituado a ser un bebedor social. Un día conoce a una joven secretaria llamada Kirsten (Remick) y ambos congenian rápidamente. Al tiempo deciden casarse e incluso tener una hija, la convivencia es buena pero poco a poco Joe se aficiona de manera peligrosa a la bebida. Kirsten es abstemia pero termina por probar el alcohol junto a su marido, en parte para aliviar los problemas que la propia bebida les ha ido creando. Una vez que ambos han caído en sus garras ya no tienen referencia alguna para salir del agujero ellos solos. Los trabajos se pierden, su hija es llevada con los padres de ella y los dos entran en una espiral de destrucción. En sus momentos de lucidez Joe no puede soportar la culpa de haber arruinado su vida y haber arrastrado además a Kirsten consigo. Los dos intentarán rehabilitarse de diversas maneras, a veces juntos, a veces solos, pero su lucha contra el monstruo del alcoholismo no será fácil en modo alguno.

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Ficha técnica y artística

Días de Vino y Rosas (Days of Wine and Roses). EEUU, 1962, 117 min.

Dirección: Blake Edwards

Intérpretes: Jack Lemmon, Lee Remick, Charles Bickford

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Crónica de Atticus Finch


Pulsa en la pantalla para ver una escena de "Días de Vino y Rosas"

6 comentarios:

jaal dijo...

Cuando vi esta película hace muchos años me quedé sobrecogido. Creo que todavía no me he recuperado de la escena que has puesto del invernadero. Tremendo.

Saludos Cuttlas

El Bueno de Cuttlas dijo...

Hola Jaal, yo también recuerdo que me impactó bastante cuando la vi, es una historia descarnada pero real como la vida misma. Se rodó hace ya cincuenta años (¡!) pero probablemente siga siendo una de las mejores películas que trata este tipo de temas. Me encanta Lee Remick (¿se me nota verdad?).

La escena del invernadero es tremenda sí, sobre todo porque no estamos tan acostumbrados a ver a Jack Lemmon en papeles tan serios. A reflexionar.

Un abrazo

Enrique Hormigos dijo...

Una película durísima, por lo que yo recuerdo.

De hecho, creo que es la mejor película sobre el alcoholismo que se ha rodado nunca, superior -siempre en mi opinión- a la también estupenda "Días sin huella".

Una lección de cine de Blake Edwards que prueba contundentemente la teoría de que un buen comediante es capaz de hacer un buen drama, pero muy pocas veces la cosa funciona en sentido contrario.

Creo que Edwards ha sido un director un poco infravalorado, pese a tener un auténtico don para la concepción de gags visuales y un mecánico de altísima precisión en el manejo del ritmo y los diálogos.

Jack Lemmon, la verdad es que como siempre: insuperable -me pasa como con Robert Duvall; no le recuerdo una sola actuación desganada o hecha sin interés-.

Y Lee Remick.
Mira que siempre me pareció sexy esa mujer.

p.d. Por cierto ¿alguien recuerda cómo recogió Blake Edwards su Oscar honorífico?

El Bueno de Cuttlas dijo...

Hola Enrique, pues yo no lo recordaba (o mejor dicho no lo sabía), pero gracias a la videoteca de youtube lo he visto. Tremendo, aunque la pared fuese de cartón piedra se pegó un buen trastazo, lo ensayarían mil veces.

Blake Edwards efectivamente no está suficientemente valorado o, quizás, no es suficiente conocido. Algo parecido pasa con John Frankenheimer por ejemplo. Desde luego a alguien que ha dirigido "Desayuno con Diamantes", "Días de Vino y Rosas" y que ha creado con Peter Sellers el mítico personaje del inspector Closeau se merece más reconocimiento público.


PD: "Días sin Huella" no la he visto (¡!)

Un abrazo Enrique

Anónimo dijo...

Personalmente la recomiendo a todos aquellos, que son tantos, con problemas de alcoholismo

El Bueno de Cuttlas dijo...

Hola amig@, ¡muchas gracias por tu comentario!

Sí, la película muestra los estragos de esta adicción. Es todavía más doloroso en el caso del personaje de Lee Remick, ya que ella ni siquiera era bebedora social, no tomaba nada. Y es el personaje de Jack Lemmon el que le introduce en ese mundo.

A finales de los años 50 y principios de los 60 es cuándo comenzaron a abordarse ciertos temas sociales hasta entonces tabú, como la homosexualidad, las adicciones, abusos... Todo eso que se quería esconder debajo de la alfombre para finjir que no existía. ¡Pero ahí esta!

Un saludo