sábado, 21 de mayo de 2011

La Ley del Silencio

Comentario de LA LEY DEL SILENCIO


A la hora de evaluar la calidad de la obra de un artista en ocasiones hace su aparición algún notorio pasaje oscuro de su vida que ensombrece y distorsiona la opinión sobre su legado. En el caso del cine un ejemplo claro es el de Elia Kazan, uno de los directores norteamericanos más importantes de la década de los 50 y 60, cuyo recuerdo siempre suele ir unido a su participación en la infausta caza de brujas que sacudió Hollywood a comienzos de los años cincuenta. Dentro de las numerosas personalidades cinematográficas que fueron requeridas a testificar en el Comité de Actividades Antiamericanas a instancias del demencial senador McCarthy, Kazan fue uno de los que dio nombres de profesionales que presuntamente simpatizaban con ideas comunistas. En realidad, una mera y brutal purga que condenó al ostracismo a decenas de guionistas, directores y demás trabajadores de la industria. Sin embargo no se puede defenestrar directamente a Kazan sin conocer exactamente la situación que le llevó a cometer ese fatal error, si él mismo sufrió presiones o amenazas para delatar a compañeros. Lo que sí conviene siempre es mantener al margen de la polémica su producción cinematográfica, llena de títulos clave como sus tres colaboraciones con Marlon Brando: "Un Tranvía llamado Deseo" (1951), "Viva Zapata" (1952) y "La Ley del Silencio" (1954). A estos largometrajes se puede añadir la primera aparición de James Dean en "Al Este del Edén" (1955) o las aplaudidas "Río Salvaje" (1960) y "Esplendor en la Hierba" (1961).

No parece de todas formas casual que el tema principal de "La Ley del Silencio" sea la traición y posterior redención a través del personaje de Brando, un humilde estibador que trabaja en los muelles de Nueva York. El negocio en el puerto está controlado por mafiosos que revisan el cupo de trabajadores, las ganancias y que no dudan en recurrir al chantaje o la violencia para sus fines. Terry Malloy (Brando) actúa como topo de la mafia para salvar su propio pellejo hasta que un día contribuye a liquidar al hermano de Edie (Eva Marie Saint), una muchacha por la que Terry comienza a sentirse atraído a la vez que la culpa y los remordimientos van haciendo mella en su interior. Poco a poco, con la ayuda del párroco del barrio (Karl Malden), Terry decidirá plantar cara a los criminales e iniciar una revuelta laboral contra ellos para barrer del mapa a la infame ley del silencio que impera por doquier.

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Ficha técnica y artística

La Ley del Silencio (On the Waterfront). EEUU, 1954, 108 min.

Director: Elia Kazan

Intérpretes: Marlon Brando, Eva Marie-Saint, Karl Malden

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Crónica de Atticus Finch



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4 comentarios:

Mila dijo...

Es magnífica esta película, tan dura y tan tierna, a veces.
La "ley del silencio" parece que tenía que haberse aplicado a sí mismo Kazan en su día. Pero eso es una de las cosas que no entiendo: cómo alguien que hace "Viva Zapata" y "Esplendor en la Hierba"( por la que tengo verdadera debilidad) delata. Bueno, pensándolo bien, ambas son la historia de una traición final: la primera a un revolucionario verdadero y la segunda a un amado proyecto vital. Todo muy triste.
Un saludo.

El Bueno de Cuttlas dijo...

Hola Mila, gracias por tu comentario :-)
Supongo que Kazan, al igual que otros artistas, forma parte de ese club donde los actos morales de sus miembros empañan su obra, pero salvo cosas muy graves prefiero quedarme con la parte estrictamente cinematográfica. Juzgar al hombre lo dejo para después. En lo que toca a la película me gusta mucho la redención del personaje de Marlon Brando a través del de Eve Marie Saint, y me apuntaré en mi lista "Esplendor en la Hierba" para poder verla lo antes posible.

Un saludo :-)

David Cotos dijo...

El final de la película, es lo que más recuerdo. Brando genial.

El Bueno de Cuttlas dijo...

Hola David, gracias por tu comentario. El final es muy bueno, con el personaje de Brando intentando levantarse y llegar al puesto de trabajo, con la mirada de todos los estibadores puestas en él. Es como la culminación de su rendención, una gran escena sin duda.

Un saludo