Un dominio forjado durante años a base de batallas y guerras crea un monstruo que se alimenta de la codicia de los hombres. El patriarca del clan japonés de los Ichimonji ve cómo su feudo se desmorona a pedazos cuando decide repartir sus posesiones entre sus tres hijos, lo que provoca que las ansisas de poder que laten en algunos seres salgan a la superficie. La peor guerra de todas, la fraticida, comienza a devastar todo lo que encuentra a su paso, enfrentando a los ejércitos de cada adversario, antes hermanos y ahora enemigos. Las hordas guerreras, como océanos de colores, destruyen todo a su paso y buscan la conquista de los castillos contrarios plantando la semilla del odio por donde pasan.
El anciano padre, despojado de sus posesiones, de su honor de samurái y de su lucidez, vaga por unas tierras en ruinas atacado por los fantasmas que ha creado durante una vida de violentas conquistas. Tan sólo el hijo menor, desterrado por predecir la barbarie que se vislumbraba, guarda la honradez en su espíritu. Para salvar a su padre y hacer que callen las armas le acompañará la soledad y la pesada carga de la responsabilidad de unificar a todo un clan dividido por la envidia, la conspiración y la venganza.
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Ficha técnica y artística
RAN. Japón-Francia, 1985, 160 min.
Dirección: Akira Kurosawa
Intérpretes: Tatsuya Nakadai, Akira Terao, Jinpachi Nezu
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1 comentario:
Hacía tiempo que no me pasaba por aquí, un error porque tu prosa sigue siendo tan magnífica como siempre.
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